“Un jacket tiene su complejidad y muy pocas empresas han hecho este trabajo a esta escala”

“Un jacket tiene su complejidad y muy pocas empresas han hecho este trabajo a esta escala”
Diario de Ferrol-2015-02-03-006-4b75715a

Iberdrola contrató el pasado diciembre a una unión temporal formada por Navantia y la empresa avilesina Windar Renovables la construcción de 29 jackets para su parque offshore de Wikinger, en aguas alemanas del Mar Báltico. El astillero de Fene entraba así por la puerta grande en el sector de la eólica marina, participando en un megaproyecto de 1.400 millones de euros en el que trabajarán de aquí a 2017 miles de personas en diferentes instalaciones industriales europeas. Álvaro Martínez Palacio, responsable del proyecto, considera que “para Navantia esto va a ser una experiencia y eso se valorará de cara al futuro”.

El de Wikinger es el segundo proyecto de Iberdrola en este sector. ¿Cómo resultó el primero y cómo afrontan este nuevo reto?
El primer proyecto fue el de West of Duddon Sand, en el Mar de Irlanda, de 389 megavatios (MW). Pertenece a la segunda generación de parques eólicos offshore, está a una distancia media de la costa y en aguas con una profundidad moderada, unos 20 metros. Este tipo de parques requieren unas estructuras específicas que se llaman monopilotes y hemos utilizado unas máquinas de 3,6 megavatios. El resultado ha sido bastante positivo. Hemos cumplido con plazos y costes y está en operación, así que lo consideramos un éxito. El parque Wikinger, en el Báltico, pertenece a una generación más avanzada por dos motivos: está en aguas más profundas, de unos 40 metros, y lleva máquinas más grandes, de cinco MW. Eso lleva aparejado retos tecnológicos que hacen que las estructuras que soportan las turbinas sean tipo jacket.

¿Es un sector prometedor para Navantia?
Sí, nosotros hemos terminado el primer parque, lanzado el segundo y tenemos una cartera con más proyectos en el Reino Unido. Pensamos que es un sector que puede ser interesante para la industria naval, que a veces tiene dificultades para contratar buques. Las instalaciones de Navantia en Fene están preparadas, existe conocimiento y capacidades; ahora tienen el reto de meterse en un sector novedoso. Los jackets son estructuras bastante innovadoras. Ese es el reto y la confianza que hemos depositado en Navantia.

¿Cómo es la estructura de un jacket? ¿Cuáles serán sus dimensiones?
Los monopilotes que se utilizaban tradicionalmente eran una pata, como una extensión del aerogenerador que se hinca al lecho marino. El jacket es una estructura con cuatro patas, que va sobre cuatro pilotes anclados al fondo, y que sobresale por encima del agua entre 10 y 20 metros. Tiene tres elementos fundamentales, que son los cuatro pilotes, el jacket en sí, con esa estructura reticulada formada por varios tubos, y una pieza de transición que va encima y que hace la conexión con el aerogenerador. Cada jacket pesa entre 400 y 500 toneladas, hay casi 25 metros entre pata y pata y su altura es de 60 metros.

Parece, a priori, que se trata de un producto con mucho acero pero poca tecnología. ¿Hay opciones en el sector de la eólica marina para que un astillero como el de Fene fabrique productos más avanzados?
La eólica marina abarca muchos tipos de productos que puede hacer un astillero, como es toda la flota asociada a la construcción y la explotación de un parque offshore. Esas capacidades están también en un astillero. Pero no diría que un jacket es poco complejo, porque 29 estructuras de 400 o 500 toneladas, que se tienen que repetir en serie, a esa escala y con esos plazos se han fabricado pocas veces. Un jacket no tiene motores, es verdad, pero tiene su complejidad y hay muy pocas empresas que hayan hecho ese trabajo a esa escala.

¿No se han fabricado antes jackets en España entonces?
Se han hecho pero a más pequeña escala, para proyector relacionados con el oil&gas, proyectos singulares... aquí el reto está en poder producir en serie una estructura con un alto nivel de calidad para una industria y unos fines muy exigentes, como es el de soportar una turbina.

¿Iberdrola ha terminado el proceso de adjudicaciones para este megaproyecto?
Sí, está practicamente todo adjudicado. Las turbinas son de Areva, se ensamblarán en Alemania. Navantia Fene construirá 29 jackets y los otros 41 los hará la danesa Bladt, probablemente parte de ellos también en Alemania. Del transporte y la instalación se ocupará un consorcio de empresas del norte de Europa, y en Cádiz se hará la plataforma de la subestación y el top-side que va encima, en el que se montarán equipos eléctricos que se fabricarán en diferentes empresas de España y de Europa.

¿Impuso Alemania, como condición para el desarrollo de este proyecto, una cuota de la producción que obligatoriamente haya de realizarse allí?
Nosotros tratamos de contar con las empresas locales en todos los sitios en los que trabajamos, lo que pasa es que en offshore, una industria que implica una serie de dificultades por lo que significa trabajar en el mar, tiene sin embargo la ventaja de que es un sector global, que puede utilizar suministros desde muchos sitios por la facilitad del transporte por mar. Nosotros lo que hemos tratado es de ser eficientes en costes, que es nuestra obligación, y de conseguir el mejor proyecto no solo para Iberdrola, sino para todos los consumidores y para el sistema eléctrico.

¿Cuándo empezarán a salir jackets de Fene? ¿Y cómo?
Los plazos que manejamos son fabricar los componentes entre 2015 y 2016. Durante 2016 empezaremos la instalación de la estructura del parque, es decir los pilotes y los jackets, y en 2017 queremos instalar las turbinas y comenzar la puesta en marcha. Para el transporte hay varias alternativas que todavía estamos precisando, pero básicamente hay dos opciones, o remolcados con barcazas o en barcos.

¿Veremos proyectos de este tipo en las costas españolas?
Aquí a corto plazo es difícil. España tiene dos dificultades relacionadas con las características de su costa. Hay pocos emplazamientos con la profundidad adecuada, 60 metros como mucho, y los que hay están muy próximos al litoral, con el consiguiente impacto visual, o bien no cuentan con el régimen de vientos necesario. A largo plazo trabajamos en soluciones flotantes, que son las que esperamos lleguen a aplicarse.

¿Qué otros proyectos tiene en cartera Iberdrola?
Estamos desarrollando en el Reino Unido el proyecto de East Anglia, en la costa Este de Inglaterra. Es un proyecto de dimensiones muy grandes, entre 600 y 1.200 MW. Ahora estamos en la primera fase y esperamos llevarlo también a la fase de construcción.

¿Tendrá Navantia oportunidad de participar en este u otros proyectos?
Para Navantia esto va a ser una experiencia y eso se valorará de cara al futuro.

“Un jacket tiene su complejidad y muy pocas empresas han hecho este trabajo a esta escala”

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