“El comercio local no es conflictivo, es un perfecto desconocido para nosotros”

“El comercio local no es conflictivo, es un perfecto desconocido para nosotros”
La oficina, ubicada en el Mercado da Magdalena, gestionó el pasado año unas cien reclamaciones | jorge meis

La Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC) de Ferrol –ubicado en el mercado de A Magdalena– ha visto cómo en los últimos años la evolución de las reclamaciones ha sufrido un notable cambio, aunque las quejas contra operadores de telefonía y electricidad siguen liderando el pódium, llegando incluso las segundas a ir camino de superar a las primeras; “el mercado libre es muy problemático”, señala uno de los dos trabajadores de la oficina, Francisco Rodríguez.
Aunque el número de consultas diarias se mantiene en los mismo niveles desde hace años, las reclamaciones tramitadas desde la OMIC sí que se han visto reducidas, pasando de casi 400 hace unos años a apenas un centenar el pasado 2017. Esta situación tiene dos principales causas fundamentales: “que se compra menos porque hay menos dinero y que le hemos querido dar la vuelta a la tortilla al intentar sacar el miedo a los consumidores”, por lo que muchos de los casos que reciben en la OMIC son solucionados en la propia oficina municipal sin necesidad de que se llegue a una gestión arbitral de consumo; “tramitamos menos porque damos opción por otra vía”. Con respecto a este último punto, Francisco Rodríguez, destaca que existe un “negocio muy florenciente” como es el caso del cobro de deudas inexistentes. “Siempre recomendamos que se espere y tenga paciencia y que si la empresa quiere que demande, pero nunca lo hacen porque saben que esa deuda es mentira”, explica.
En la oficina atienden cualquier reclamación relacionada con un servicio de compra-venta entre empresa y consumidor final. Pero si hay algo que prácticamente no tratan en la OMIC son las quejas contra el comercio local ferrolano, “es un perfecto desconocido aquí, no es conflictivo en absoluto”, destaca Rodríguez y pone como ejemplo a la ya extinta zapatería Prince que, en sus largas décadas en la calle Real, nunca tuvo una reclamación.

Así, las compras por Internet merecen un capítulo aparte a la hora de hablar de reclamaciones porque la tramitación es más complicada. “Hay que tener cuidado, sobre todo con las páginas que son de fuera del país porque los tribunales españoles no tienen jurisdicción en Hong Kong, por ejemplo. Lo que se recomienda es mucha precaución porque no todo el mundo es serio”, señala el trabajador de la OMIC, y apunta a que lo primero que se debe buscar en la página de una empresa es el domicilio fiscal; “un negocio que solo pone su correo electrónico como forma de contacto, malo”.
La compra-venta entre particulares por medios como las aplicaciones móviles o páginas web también suponen algún quebradero de cabeza para algunos consumidores, pero las entidades como la OMIC no pueden hacer nada al respecto al no tratarse de una relación empresa-cliente, por lo que el tribunal civil es la única solución. “A veces asumimos riesgos muy alegremente y de las estafas no estás libre en ningún lado”, asegura Rodríguez.
En la ciudad también se encuentra el Instituto Galego de Consumo –edificio administrativo de la Xunta–, quien desarrolla la gestión arbitral –“ahí es donde se produce la auténtica defensa del consumidor y donde se puede recibir una compensación o reparación; ellos hacen mediación cosa que nosotros no podemos”–, por lo que el papel de la OMIC es recoger la reclamación y trasladarla a la oficina autonómica o desviar directamente al consumidor a sus instalaciones.
Desde el pasado año, la Oficina Municipal de Información al Consumidor atiende las consultas con cita previa (981 944 150 o 981 944 1551) en horario de 9.00 a 14.00 horas –aunque es bastante flexible– para evitar largas esperas a los que acuden.
Así, el pasado año las cláusulas suelo fueron uno de los asuntos que más colas generó en el local.

“El comercio local no es conflictivo, es un perfecto desconocido para nosotros”

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