Paladas decisivas para acudir a Río

Paladas decisivas para acudir a Río
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Cuando con dieciséis años y tras colgar las botas de fútbol se acercó por casualidad al mundo del remo, a Joaquín Montero nunca se le pasó por la cabeza la posibilidad de acudir a unos Juegos Olímpicos. Y, sin embargo, miles de horas de entrenamiento después y con su vida volcada en torno a esta disciplina, el joven departamental acaricia con la mano la clasificación para Río. Un hito histórico para el remo ferrolano que tomará forma en apenas unos días durante el preolímpico que se va a disputar en la localidad suiza de Lucerna. Allí, Montero y su compañero Aleix Martì, tratarán de lograr para España una de las dos plazas vacantes en la modalidad de doble scull masculino.
Apenas unas horas antes de embarcarse en este último viaje, que espera que lo lleve a los Juegos Olímpicos, Montero se confiesa confiado en las opciones que la tripulación española tiene de alcanzar su objetivo tras semanas de trabajo en las que las sensaciones “son buenas y los tiempos vuelven a salir. Hemos hecho bien nuestro trabajo, falta por saber si eso será suficiente”. 
Algo que ratifica la apuesta que la Federación Española hizo por dos remeros que hasta febrero de este año solo habían entrenado juntos de forma ocasional. A partir de ahí, las cosas cambiaron y Montero, que está preparando unas oposiciones a Policía Nacional, abandonó el CAR de Sevilla donde entrenaba para trabajar codo con codo con Martì en Banyoles bajo la supervisión del técnico Carlos Grabulosa. 

Mejoría
Esa atención personalizada y acumular trabajo conjunto tuvieron unos efectos inmediatos en el rendimiento de su doble scull. En el Memorial Paolo D’Aloja en Piediluca, se postularon como candidatos españoles a luchar por la plaza olímpica. Desde entonces, ganaron la final B del Mundial –aspiraban a más, pero su pico de forma lo habían alcanzado con anterioridad, en la prueba italiana–, e insistieron en un trabajo intensivo que Montero asegura les ha permitido mejorar notablemente “física y técnicamente”, también en aspectos intangibles como la confianza o la compenetración como tripulación: “ahora yo ya sé lo que le falta a mi compañero en cada momento y se lo puedo dar”.
Extras que confía que les ayuden el domingo en una primera regata eliminatoria. De ella, los mejores se clasificarán directamente para la final del martes y el resto aún tendrá una segunda oportunidad en la repesca del lunes. En juego, solo dos plazas y enfrente rivales muy potentes, especialmente Noruega y Polonia, a los que confía en evitar en la primera criba si el sorteo de tandas les es favorable. 
“Vamos a enfrentarnos a remeros con mucha experiencia”, asegura el ferrolano, que ve precisamente en este aspecto uno de los grandes hándicaps a los que él y Martì se enfrentan. “En entrenador nos quita presión, nos dice que el resto de países tienen tripulaciones más experimentadas”, argumenta, “pero es imposible no estar nervioso y pensar en toda esa gente que nos ha apoyado en estos meses”. 
Todavía no han definido bien su estrategia –o se la guardan en la manga– pero Joaquín Montero confiesa que a ellos les gusta “mandar en las regatas. Si alcanzamos la mitad por delante, es difícil que nos cojan. Nunca nos guardamos nada desde el principio”, sentencia.

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