A la espera de que se adjudique un nuevo proyecto de reforma tras la fallida actuación que se estaba ejecutando y que quedó paralizada tras la rescisión del contrato a la empresa adjudicataria, el centro de mayores de Caranza continúa padeciendo un continuo deterioro y una infrautilización de sus espacios –con dos plantas inutilizables–, que, como aseguran desde la CIG, lleva a que actualmente haya 52 plazas libres y una larga lista de espera. Desde la sección sindical de CIG A Coruña de la Consellería de Política Social se pide que se reforme íntegramente esta residencia y se retome el proyecto de ampliación –ahora solo se contemplan dos plantas– ante la necesidad de plazas residenciales públicas tanto de válidos como de asistidos en esta comarca.
Asimismo, reclaman que se reinicien los ingresos y se cubran todas las plazas que en estos momentos están libres y que cifran en 35 para válidos y 17 para asistidos.
Del mismo modo, desde el sindicato se pide que se lleve a cabo una valoración de los residentes pendientes de reclasificar como asistidos, pues la realidad del día a día y el deterioro físico hacen que alguna de las personas el centro declarado en su día como válido hoy necesite de recursos de asistido, con la consiguiente carga de trabajo para el personal asistencial.
La situación del centro de mayores de Caranza se remonta a diez años atrás y a varios proyectos de remodelación fallidos. En el año 2007 se hablaba de una reforma integral y construcción de una ampliación con un módulo de personas asistidas y un presupuesto de 5,5 millones de euros. Nunca se llegó a ejecutar. Posteriormente, el proyecto de restauración del edificio actual ya no implicaba aumento de plazas y el presupuesto descendía a 1,5 millones. Se paralizó y ahora está pendiente de nueva adjudicación.