El Baloncesto Narón terminó el año con un triunfo más sufrido de lo que parecía que iba a resultar al principio. Eso le hace llegar al parón navideño con el mejor balance de la liga y con sus esperanzas de acabar la primera fase del campeonato entre los que se clasifiquen para luchar por el ascenso intactas. Además, la obligó a sufrir ante un rival que demostró la calidad de sus jugadores.
Y eso que el rendimiento del Baloncesto Narón en el primer cuarto no presagiaba problemas. La efectividad mostrada en ataque y el trabajo defensivo realizado –el Estudiantes llegó al último minuto de este primer parcial con solo cuatro tantos en su haber– hicieron que la diferencia en el marcador se acercarse a los veinte puntos. Tan fácil vio las cosas el equipo local que permitió a su rival, que aumentó su nivel de dureza defensiva, ir reduciendo distancias hasta los once puntos que se registraban al descanso del enfrentamiento.
DUREZA
A partir de ahí, el Estudiantes sí que hizo méritos para meterse en la lucha por lograr la victoria. Su acierto en el lanzamiento lejano –el cuadro lucese consiguió once de los 22 triples que intentó– le hizo ganar el tercer parcial y, además, la permisividad arbitral con una agresividad defensiva que en ocasiones rozó lo reglamentario, le permitieron ir reduciendo distancias hasta llegar a situarse a un solo punto en el marcador del encuentro.
Sin embago, ahí el cuadro local mantuvo la calma, consiguió que su rival no se pusiera por delante en ningún momento y eso le permitió llevarse una victoria que le permite acabar el año en la segunda plaza, pero con las mismas victorias que el líder.