El celebrado el pasado domingo en La Victoria fue el cuarto ascenso de Pablo Rey (Ferrol, 1985) en su trayectoria en el Racing. No es el que le permite dar el salto a una categoría más alta –consiguió dos a Segunda, división en la que no ha llegado a debutar– ni el que redondea una temporada de ensueño –como hace cinco campañas, cuando formó parte de un equipo ferrolano que batió todas las plusmarcas en el grupo 1–. Pero las dificultades vividas en los últimos meses y, sobre todo, el clima de ilusión que se ha respirado en Ferrol hacen que para él sea el más especial de todos.
¿Es este el ascenso que más ilusión le hizo en su carrera?
Particularmente sí. Desde el principio nos fijamos el objetivo de ascender, porque en el club había entrado gente nueva, ilusionada con un proyecto pensado para subir de categoría. Los jugadores sentimos esa presión pero la supimos asumir y al final todo acabó como esperábamos: con un apoyo increíble por parte de la afición y consiguiendo la meta que todos queríamos desde el principio de la temporada.
¿Notó incluso más apoyo esta temporada que cuando el Racing ascendió a Segunda?
Sí. Ya comenté con algún compañero que notaba a la gente muy “enganchada” porque, al margen de los aficionados que viajaron a Jaén, otros muchos vieron el partido en los bares, otros se acercaron a A Malata a recibirnos... Se percibía un ambiente importante para conseguir el ascenso, la gente lo demostró y los jugadores lo notamos en todo momento.
¿Con el ascenso a Segunda B el Racing vuelve a lugar mínimo en el que merece estar?
Por club, por afición, por estadio, por historia... El Racing debe estar cuanto antes en Segunda, porque así lo merece. Pero hay que ir paso a paso, ahora acabamos de subir de Tercera División. Pero para la temporada que viene, jugando en Segunda B, este equipo puede dar más alegrías y pelear por algo importante.
¿Es el mejor momento para embarcarse en el Racing?
Ojalá la gente decida hacerse socia, apoyarnos... porque el aliento y los ánimos que nos dan en cada partido es enorme. En el partido de Jaén daba gusto salir al campo y ver a tanta gente apoyándote. Por eso creo que es el momento de que la gente se dé cuenta de que el equipo está con la afición, la afición con el equipo y, cuanta más gente haya en las gradas, más fácil lo va a tener para volver a Segunda.
¿El ascenso redondea la que ha sido su mejor temporada?
No sé si la mejor, pero la que mejor me supo desde luego, sobre todo por acabar logrando el ascenso. Recuerdo alguna que me supo bien, porque me encontré bien en el campo, marqué goles y jugando el play-off de ascenso... Pero esta, con el colofón de dar el salto de categoría se me ha hecho más dulce. Por eso estoy supercontento de este año.
¿La unidad del vestuario ha sido un factor fundamental para superar todas las adversidades que han tenido?
Estoy totalmente de acuerdo. Este vestuario es como si fuese una pandilla de amigos, que en los momentos malos se apoya y está unido y que en los buenos también lo está. Por eso celebramos el ascenso todos juntos, sin que nadie fuese más que nadie... Es algo que se notó en el campo y estoy orgullosísimo: de los compañeros que siguieron de la temporada pasada y continuaron en este proyecto y de los que vinieron nuevos, porque todos se adaptaron a la filosofía de este club y este vestuario y estuvimos en una armonía perfecta a lo largo de esta temporada.
¿Después de todos los contratiempos que hubo durante la temporada, el Racing demostró que puede con todo?
Sí. Puntualmente el Racing era de Tercera División pero por jugadores y calidad es un equipo para tener en cuenta en Segunda B. Todos los jugadores que formábamos parte de esta plantilla éramos conscientes de ello, pero lo único que te saca de Tercera es obtener buenos resultados y conseguir ascender. Y entre todos conseguimos el objetivo.