As Forcadas recupera la normalidad tras más de seis meses en alerta

As Forcadas recupera la normalidad tras más de seis meses en alerta
Embalse de As Forcadas

Los últimos análisis del embalse de As Forcadas (Valdoviño), con fecha del 9 de diciembre, no detectan concentración de cianobacterias. La masa de agua que abastece a la ría de Ferrol estaba en alerta ante la proliferación de estas microalgas (que pueden producir toxinas) desde el pasado 20 de mayo, lo que obligó a activar protocolos especiales en la estación potabilizadora de Catabois (el origen de un desajuste que desembocó en la crisis de los trihalometanos y las restricciones al consumo durante cuatro días en julio). Desde hace un mes los análisis semanales dan niveles iguales o por debajo de las 2.000 células por mililitro que hacen saltar las alarmas, en un continuo descenso hasta llegar a los datos imperceptibles de hace unos días. La Secretaría Xeral de Calidade e Avaliación Ambiental se encarga de estos controles periódicos y también, en el caso de que se active la alerta, la Consellería de Sanidade hace un seguimiento especial para medir la presencia de toxinas (microcistinas). Sus últimos resultados, con fecha del 10 de diciembre, tampoco detectan la presencia de estas estructuras.
El embalse recupera la normalidad después de más de seis meses en alerta y se vuelve también a las medidas de desinfección del agua habituales para esta época del año en la estación potabilizadora de Catabois. Eso implica dejar el tratamiento con dióxido de cloro que se puso en marcha en verano (ya entonces se advirtió de que modificaba el olor del agua del grifo) para volver al cloro gas. También se aparca el uso de carbono activo, que se empleaba en los momentos más críticos del verano, cuando sí se detectaba microcistina, porque capta una importante cantidad de materia orgánica.
 
la crisis de julio
Los episodios de proliferación de cianobacterias son habituales en el embalse de As Forcadas cuando suben las temperaturas. Es una de las tres presas, junto con las de Cecebre y Rosadoiro, que presentaron en verano este problema de aumento de la materia orgánica. Los niveles altos obligan a afinar el proceso de potabilización para cumplir con los estándares de calidad y a finales de junio los trihalometanos (un subproducto de la cloración) superaron las cifras permitidas en algunos puntos de la red. El 16 de julio se ordenaron restricciones al consumo en los municipios de Ferrol, Narón, Fene, Ares y Mugardos por parte de Sanidade y comenzaron cuatro días de incógnitas que sembraron la preo-cupación respecto a la calidad del agua corriente. Además se desató una crisis política ya que el gobierno de Ferrol, que apenas llevaba un mes en el cargo, alegaba que no había sido informado sobre la situación ni por Emafesa ni por la Xunta mientras que desde la administración autonómica lo culpaban del problema.
Las restricciones, que en un primer momento provocaron el vaciado de las estanterías de agua mineral de los supermercados, se levantaron en toda la ría (menos en Ferrol) el sábado 18 y en la ciudad (donde se mantuvo por un extraño análisis en el grifo de un baño del edificio de la Xunta), al día siguiente.
Pasada la crisis, los esfuerzos se centraron en explicar el proceso de desinfección del agua para tranquilizar a la población y en reclamar un plan de lucha contra los vertidos de explotaciones agropecuarias, industrias lácteas y núcleos de población aguas arriba de As Forcadas. Además se anunció la revisión de los protocolos de comunicación entre el Concello y la parte privada de la empresa de aguas y la compensación a los usuarios con un descuento en los recibos.

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