El Covid 19 va a trastocar, al menos durante un tiempo, la vida tal y como la conocíamos. Hasta que la vacuna contra el virus sea una realidad, el distanciamiento social y extremar las medidas de higiene serán las principales armas para evitar el repunte de la pandemia. La población ha de acostumbrarse a vivir entre mascarillas, guantes, geles hidroalcohólicos o aparatos de desinfección como los arcos que, para tal uso, comercializa desde esta semana la empresa local Desinvirus.
Si las grandes crisis derivan en un mayor flujo de ideas y oportunidades de negocio, la firma de ferrolterra ha visto el suyo en el desarrollo de un mecanismo que, mediante un sistema de nebulización a alta presión, actúa como barrera de desinfección. El sistema ha despertado tal interés que grandes empresas nacionales e internacionales, algunas de ellas vinculadas al ámbito deportivo, ya están entre sus clientes.
Borja Gómez, junto con un socio, está detrás de una iniciativa que nació vinculada a los contenedores marítimos, ámbito en el que este emprendedor está especializado. No en vano, algunos de sus proyectos previos, como Custum Box o la ya franquicia Waffle Bubble, se sustentan en adaptar estas estructuras a todo tipo de usos. Desgraciadamente, el limitado stock de contenedores que actualmente existe en la península –apenas doscientas unidades– ha hecho que el negocio derive hacia los arcos de desinfección, una infraestructura más económica y viable para muchas empresas que necesitan controlar la desinfección de sus clientes y empleados antes de que accedan sus instalaciones.
Mediante la nebulización a alta presión de una disolución totalmente natural e inocua, que no utiliza ningún tipo de agente químico, se completa un proceso que incluye también otros servicios como una cámara termográfica que controla la temperatura del usuario o un sistema de reconocimiento facial.
Con el visto bueno de la Organización Mundial de la Salud y de las autoridades sanitarias europeas, Desinvirus espera solo que el Ministerio de Sanidad concrete algunas cuestiones técnicas para instalar en el Hospital Arquitecto Marcide y en el Chuac de A Coruña dos arcos que ha donado a ambos centros hospitalarios y que permitirán comprobar sobre el papel la efectividad del sistema. Una vez que las autoridades lo aprueben, comenzará a distribuir arcos por toda España al igual que ya hará esta misma semana en Hispanoamérica.
Recorrido
Pero, hasta llegar hasta aquí, el camino ha sido vertiginoso y en ocasiones complicado, basado, como el propio Borja Gómez reconoce, en un sistema de “prueba y error”. Con buena parte de sus negocios habituales ligados al sector de la hostelería, el estado de alarma paralizó todos los ingresos de sus empresas. “Hubo que buscarse la vida. Buscar la oportunidad y arriesgar”, reconoce este emprendedor que desde el arranque de la pandemia tuvo claro que toda la experiencia y conocimiento previo adquirido durante los últimos años podría revertir en una nueva propuesta vinculada a la desinfección. Una primera inversión realmente elevada –“Sobre todo en estos tiempos”, advierte– y un prototipo fallido con ozono –este gas es muy efectivo en estas tareas, pero tiene contraindicaciones y resultó imposible que las autoridades le diesen el visto bueno– a punto estuvieron de acabar con el proyecto. La respuesta llegó con el empleo de esta solución pulverizada a través de unas máquinas traídas de Europa del este, que habitualmente se utilizan en tratamientos dermatológicos y que otra empresa radicada también en Ferrolterra se encarga de montar sobre una estructura.
Superados los problemas iniciales de abastecimiento y que coincidiendo con la hibernación de la actividad industrial decretada hace unas semanas por el gobierno, en la actualidad Desinvirus está en disposición de fabricar hasta 300 arcos de desinfección al mes. Muchos de ellos saldrán esta misma semana hacia sus destinos.