La central térmica de Endesa en As Pontes opera desde hace 45 años en la zona y ha creado una dependencia a su alrededor que su cierre inmediato, en términos de empleo, supondría el cese en la actividad de entre 1.500 y 2.000 personas y, en el plano económico, tendría un impacto de entre 30 y 50 millones de euros.
Estos cálculos facilitados por el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de A Coruña y expresidente de la Xunta Fernando González Laxe, se enmarcan en el proyecto europeo “Entrances”, coordinado por el también catedrático Ricardo García Mira, que se prolongará hasta 2023 para abordar los aspectos sociales de la transición energética hacia energías limpias.
El proyecto desarrolla un marco teórico basado en trece estudios de caso de zonas carboneras europeas de Italia, Alemania, Polonia, Noruega o Reino Unido, además de As Pontes, donde se analizarán las variables sociocultural, socioeconómica, sociopolítica, sociopsicológica, socioecológica y sociotécnica.
El estrés territorial y los efectos del populismo, la emigración juvenil o la inmigración; el cambio estructural en el mercado laboral y la estructura demográfica; el drama tecnológico y la configuración del poder; el apego al lugar y las capacidades de transformación, necesidades y motivaciones sociales son algunos de los elementos de estudio en este proyecto.
EL objetivo es proporcionar recomendaciones a la Comisión Europea para diseñar la mejor forma de gobernanza ante la toma de decisiones en zonas carboneras y políticas “más apropiadas”, generando conocimiento desde las propias zonas, explica a Efe García Mira.
Entre esas trece zonas carboneras se encuentra As Pontes, donde Endesa anunció el pasado diciembre la solicitud formal de cierre de la central térmica, cuyo desmantelamiento se prolongaría durante unos cuatro años, y presentó un plan denominado Futur-e para promover la actividad económica y la creación de empleo en la zona que incluye inversiones en renovables.
“Tratamos de desarrollar un marco de comprensión de los problemas que afronta Europa con estas regiones carboneras y las estrategias a afrontar que se utilizan en las distintas regiones y cómo se han desarrollado”, explica García Mira.
La foto actual de As Pontes que ha tomado González Laxe presenta a un municipio con una pérdida de población del 18% en los últimos años, un envejecimiento muy acusado –el 50% tiene más de 50 años– y una población extranjera del 2 %.
En la parte económica, registra un paro similar a la media española y un empleo concentrado fundamentalmente en el sector servicios, con un 70% de la ocupación, mientras que un 20% pertenece a la industria; su renta media está entre las tres primeras de A Coruña y supera a la media nacional y gallega.
La actividad del entorno de Narón y Ferrol, y también del eje Viveiro a Burela de la Mariña lucense están estrechamente vinculadas con la actividad de As Pontes y la gente y empresas son de ese entorno, con una base fuerte forestal, energética y eólica.
El empleo afectado por el cierre de la planta sería el propio de la central, además de contratistas, transportistas, bienes y servicios, otros comercios, comedores o restaurantes, e incluso el inducido, como las telecomunicaciones o de paneles solares.
Además de la actividad, González Laxe tiene en cuenta los efectos en la tributación del ayuntamiento, que se quedaría sin seis millones en impuestos de forma inmediata si se cierra la central, así como en el puerto de Ferrol, pues se trata de una central importadora de carbón a través de este puerto donde tiene a 240 personas en la terminal portuaria.
El impacto económico que calcula el catedrático, no exento de dificultad, está entre los 30 y 50 millones de euros ya que puede ser muy variable, pues hay que incluir todo aquello que la empresa dejaría de pagar y de comprar a suministradores, más los efectos que otras empresas del entorno dejarían de producir y ofertar servicios.
La reconversión de una zona orientada a este sector desde hace tantos años es muy complicada y por ello este proyecto analizará por un lado la territorialización, y por otro la reterritorialización, ante el “debilitamiento progresivo del vínculo entre la comunidad y su territorio”, abunda García Mira.
La Unión Europea está siendo cada vez “más exigente” en cuanto a la descarbonización de la economía y de la industria con unos objetivos muy claros, que obligan a girar hacia una transición energética y promover un cambio que requiere que la población adquiera nuevas competencias.
No obstante, está convencido de que con este fondo de transición justa, la UE “va a favorecer la resiliencia del territorio de As Pontes hacia un cambio de modelo de utilización de un territorio en relación con una planta para poder reubicar en nuevos puestos de trabajo a todo el personal”.
“Todas las industrias en torno a la central térmica sufren un impacto como consecuencia del cierre de la planta y a lo que se vaya a dedicar, por lo que vamos a crear consejos de participación donde vamos a dar cita a Endesa, a los alcaldes, representantes de asociaciones, ecologistas, para introducir un proceso de cocreación de conocimiento” en torno a esta problemática.