10º-14º
jueves | 25 abril | 2024
Ricardo González es el portavoz de la coordinadora de rondallas, integrada por cinco agrupaciones: Añoranzas, Sonidos del Alba, Bohemios, Club de Campo y Só Elas. Esta tarde actúan en Amboage.
El festival de rondallas ya ocupa un lugar fijo en el programa de fiestas de Ferrol.
Nosotros teníamos tres actos a lo largo del año; en 2018, después de hablarlo en la coordinadora y con el Concello, pusimos un día más para que la gente no se olvide de que Ferrol es un lugar con una fuerte tradición de rondallas que culmina con las Pepitas. Ahora, entonces, tenemos cuatro fechas, al margen de las que haga cada rondalla individualmente: la fiesta de primavera –que se hizo este año por primera vez–; las Pepitas, en marzo, las fiestas de verano y los villancicos. Intentamos que el desarrollo de los actos sea cada año mejor. Ahora somos cinco rondallas en la coordinadora y nuestro objetivo es llevarle a la gente la música que hacemos. Hay actos, como el de hoy, en el que no va a haber canciones de Pepitas (aunque alguna se cantará), porque el objetivo es demostrar lo que somos capaces de cantar, tanto al público que viene en verano como al que está aquí todo el año.
El trabajo que realizan todo el año, por lo tanto, va más allá de las Pepitas...
Nosotros queremos llegar a la gente y que después todo recaiga en lo esencial, la fiesta de las Pepitas, que es, como sabes, el día grande de las rondallas, en el que nosotros disfrutamos, queremos que la gente cante con nosotros, que viva en la calle. Esto es mucho trabajo, tanto para la coordinadora, como para el Concello, que es el que nos apoya. Entonces, lo que queremos durante estas otras fiestas es demostrar que no solamente cantamos canciones de Pepitas, sino también de otro tipo que a la gente les gusta mucho escuchar. Y, por eso, tenemos estas otras fechas al margen de las Pepitas.
¿Es Ferrol un pueblo cantarín?
Si vas por los bares verás gente cantando; no hace falta guitarra, aunque, si la hay, mejor. Queremos atraer a la gente joven, que vengan con nosotros, porque tenemos unas edades y tenemos que ir pidiendo el relevo, aunque seguiremos en las rondallas hasta que el cuerpo lo permita. Nuestro trabajo es seguir y desde aquí hago un llamamiento a la gente que le gusta para que se sume. No es tan difícil cantar en una rondalla; cada uno tiene un tono de voz, es adaptarse. Yo venía de cantar en los bares y en las fiestas, con los amigos. Me decía Reyes, que era nuestro presidente, que fuera, pero yo le decía que no sabía cantar, y él me respondía que lo que hacía falta era saber llevar un tono de voz. Luego, lógicamente, hay que tener un compromiso mínimo durante todo el año
¿El principal problema de las rondallas es la falta de relevo generacional?
Sí. Hubo una rondalla que montó una academia de guitarra, pero no cuajó, no sabemos por qué. Los niños, si no lo llevan dentro –por la familia, por ejemplo–, al cabo de un tiempo lo acaban dejando. Esto, además, se hace por afición.
Este año ha nacido una nueva rondalla, que está compuesta solo por mujeres.
Ya había una, que es la de Mandiá, pero no entraban porque casi no tenían instrumentos. Nosotros no le cerramos la puerta a nadie. La de Neda tiene más mujeres que hombres y tiene mucha música, muchos instrumentos, por eso viene a las Pepitas. Me parece muy bien que las mujeres quisieran hacer una rondalla, mientras se cumplan las normas. Si nosotros, pongo por caso Añoranzas, llevamos cumpliendo esas normas 36 años, los demás también tienen que hacerlo.
Las rondallas están generando un patrimonio sonoro importante. ¿Está recogido en algún soporte?
Todas las canciones que presentamos para las Pepitas tienen que ir al Concello. Y todo, letra y música, está recogido en un archivo que tiene Cultura. Nuestra idea es hacer también un archivo, pedirle al Concello lo que tenga. Añoranzas, por ejemplo, tiene más de 150 canciones.
