No se trata de una nueva teoría ni de una otra línea de investigación. Esta opción ya se barajó en el verano de 2015 cuando dos cazadores encontraron en los montes cercanos a Ourense el cuerpo sin vida de Socorro Pérez, de 43 años. Esto sucedía un año y ocho meses después del crimen de Cabanas, en el que fue asesinada Elisa Abruñedo –con 46 años–, ambos todavía sin resolver.
Los investigadores y criminólogos dejaron entrever que podía haber cierta conexión entre ambos crímenes, ya que existían algunas similitudes: dos mujeres de más de 40 años, asaltadas mientras daban un paseo por una zona boscosa y con signos de haber sufrido una agresión sexual. La Policía, incluso, reconoció la vía de investigación de un asesino común, aunque el delegado del gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, se apresuró en desmentir esta versión.
La falta de restos biológicos en el crimen de Ourense impidió realizar una comparativa con los que sí se hallaron cerca del cuerpo de Elisa Abruñedo, pero que nunca resultaron útiles para identificar al asesino. Ambas familias también mantuvieron en su momento el convencimiento de que podría tratarse del mismo asesino. El cuñado de la vecina de Cabanas, Raúl Fernández, se pronunció al respecto cuando salió a la luz pública la trágica noticia sobre Socorro Pérez. “Pensamos que puede estar relacionado”, comentaba hace un año y medio el portavoz de la familia eumesa.
Ahora, preguntado de nuevo por este asunto, prefiere guardar silencio: “La familia ha decidido no hacer más declaraciones sobre lo de mi cuñada. Es un capítulo que queremos cerrar, por el momento”, respondió ayer a este diario.
círculos de canter
El caso de Diana Quer ha vuelto a poner el foco en esta hipótesis criminalística y más concretamente, tal y como apuntan algunos expertos, en la teoría de los círculos de Canter, también conocida como perfil geográfico. La teoría del círculo se basa en la suposición de que los criminales van a cometer el crimen en las zonas que conocen y no exactamente en la que viven. Es decir, es más probable que los delitos que cometan sean alrededor de su casa o base.
El criminólogo David Canter sugiere que si todos los crímenes cometidos por un delincuente se unen formando una figura circular, es probable que el domicilio del asesino se encuentre dentro. Y ocurre que el suceso acontecido este verano en la Pobra do Caramiñal, en el que todas las opciones están abiertas, supone un nuevo punto para cerrar este círculo –de geometría casi perfecta– que expone Canter. Siguiendo la teoría del afamado criminólogo, un nuevo círculo concéntrico al perímetro en el que se han cometido los crímenes determinaría en un 85% de los casos, la vivienda o la base del supuesto asesino.
En este caso, esa zona corresponde a las comarcas de Arzúa y Santiago y la capital compostelana sería el núcleo más poblado de esa zona. Aunque la línea de investigación de la posible huida voluntaria gana peso entre el entorno más próximo a Diana Quer, los investigadores no han obviado esta hipótesis de trabajo que relacionaría los tres casos. La joven madrileña, al igual que Socorro y Elisa, caminaba sola por la noche, no lejos de su domicilio, por una carretera poco transitada y la presencia de un vehículo en el transcurso del suceso se da casi por hecho.
De confirmarse el peor de los escenarios en este último suceso, ganaría fuerza la teoría del perfil del único asesino. No en vano, el esbozo del posible autor que los investigadores manejan respecto a la desaparición de Diana Quer se parece al que en su momento se barajó para Elisa y Socorro, el de un agresor sexual que sale a “cazar” en su vehículo. n