El portavoz de En Marea, Luís Villares, lo minimizó al llamarlo “lapsus”, pero su compañera de partido en Madrid, Alexandra Fernández, no quiso pasar por alto el presunto de olvido. Ocurrió en el debate de la moción de censura que terminó con el Gobierno popular de Mariano Rajoy y la llegada al poder de los socialistas y Pedro Sánchez. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, hablaba desde la tribuna de construir una nueva España en la que cupiesen “una nación que le llame Euskadi y “una nación que se llame Cataluña”. La ausencia de Galicia en ese discurso provocó, de nuevo, el malestar entre los socios gallegos de Unidos Podemos en un nuevo capítulo de discrepancias en cuanto a la cuestión nacional.
La diputada de En Marea en el Congreso, Alexandra Fernández, se mostraba muy clara a través de un mensaje en su cuenta de Twitter, en el que se quejaba del “discurso de los cuatro principales partidos españoles” –el PP, el PSOE y Ciudadanos, pero también Podemos– para añadir: “Queda claro que de esta crisis de modelo territorial todos están de acuerdo en eliminar el reconocimiento de Galicia como nación”.
El malestar en ciertos sectores de En Marea, sobre todo los más vinculados con Anova, volvía a mostrarse y a marcar las distancias con respecto a la marca morada, lo que se sumaba a varios encontronazos que en los últimos tiempos enrarecen el ambiente en la formación rupturista a apenas un año para volver a acudir a las urnas municipales.
El caso Quinteiro
El penúltimo capítulo de “divorcio” en los preceptos entre En Marea y Podemos tuvo como protagonista a Paula Quinteiro. El presunto altercado que mantuvo la diputada autonómica con la Policía Local santiaguesa abrió una profunda brecha no solo en su grupo parlamentario sino en la formación al completo, ya que desde Podemos se vio la consulta impulsada por la dirección encabezada por Villares como un ataque directo. De hecho, la secretaria general de Podemos Galicia, Carmen Santos, cargó contra dicha consulta –que terminó con las bases de En Marea pidiendo la dimisión de Quinteiro– asegurando que no cumplía con las normas y partía de una “mentira”.
La situación llegaba a tal punto que incluso era aprovechada por el PP para atacar al partido de oposición. De hecho, el secretario xeral popular, Miguel Tellado, calificó a En Marea como “la crónica de un grupo mixto anunciado”.
Ya en el mes de marzo, Podemos abrió una nueva brecha al apoyar sus bases que en las municipales la formación se presentase en coalición con las mareas aunque manteniendo su logo en las papeletas (con excepción de los lugares en los que gobiernan, como A Coruña, Ferrol o Santiago de Compostela).
Poco antes era el histórico nacionalista y base de En Marea, Xosé Manuel Beiras, el que afeaba el comportamiento de algunos diputados de En Marea y de Podemos y apelaban a la unidad de cara las municipales Según Beiras, sobre todo en Madrid, se había diluido “la defensa de los intereses” de Galicia. Disparaba así directamente contra Pablo Iglesias y su partido, al que censuraba que tratase mejor a los diputados de Compromís que optaron por ir al Grupo Mixto que a los de En Marea que coexisten dentro de Unidos Podemos. La crítica llegaba también a los diputados de Podemos en el Parlamento de Galicia, a los que el histórico nacionalista censuraba que “digan que no son de En Marea”. l