El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, afronta la recta final de la legislatura convencido de que los ciudadanos irán notando en sus bolsillos la mejora de la economía, con la expectativa de crear en el plazo de dos años un millón de puestos de trabajo y prometiendo nuevas rebajas de impuestos en el futuro.
Rajoy aseguró en una entrevista que el PP va a dar la batalla por mantener la confianza de los ciudadanos en las elecciones que se celebrarán este año y pidió al PSOE “personalidad” para no dejarse influir por Podemos.
En el capítulo económico, Rajoy hizo cuentas, y sumando las 417.000 personas más afiliadas a la Seguridad Social en 2014 a la previsión de que otras 550.000 o 600.000 lo hagan este año, llegó la cifra de un millón de nuevos puestos en dos años.
Es una cifra que reconoce aún insuficiente aunque considera importante porque constata un cambio de tendencia.
“Ya pasamos a hablar de cuánto empleo vamos a crear y no de cuánto empleo vamos a destruir”, enfatizó Rajoy, quien recuerda que el Gobierno está siendo siempre muy prudente en sus previsiones.
Destacó la importancia de la rebaja de impuestos que entró en vigor el 1 de enero, pero ya está pensando en lo que haría si vuelve a ganar las elecciones. “En cuanto pueda –precisó–, bajaremos más lo impuestos”.
El jefe del Gobierno otorgó un papel relevante a los agentes sociales en la recuperación económica por acuerdos que firmaron como los relativos a la moderación salarial, y consideró que empresarios y sindicatos tuvieron por ello un “comportamiento patriótico”.
Rajoy, que llamó la atención sobre el hecho de que se hayan mantenido los pilares del estado del bienestar, está convencido de que entre los españoles, que califica de “un pueblo aguerrido”, muchos entendieron las medidas que se adoptaron.
“No le deseo a ningún presidente del Gobierno del futuro de nuestro país que tenga que enfrentarse a una situación como esta”, señaló.
Rajoy llamó la atención sobre el hecho de que se hayan mantenido los pilares del estado de bienestar, y ante la crítica de que la mejora de la economía aún no se nota en el bolsillo de los ciudadanos, aseguró que se irá percibiendo con más intensidad.
El presidente del Gobierno comparó la crisis de los últimos años con la que sufrió España cuando José María Aznar llegó al Ejecutivo y considera que tienen muchas diferencias, entre ellas que en 1996 se hablaba de entrar en el euro y, en 2012, del riesgo de abandonar esta moneda o de su propia pervivencia.
Reconoció la elevada deuda española, pero afirmó que, a medida que haya crecimiento económico y creación de empleo se irá reduciendo, y así, de acuerdo con las previsiones, irá decreciendo a partir de 2017.
Respecto a la agenda social prevista por el Gobierno para este año, aseguró que va a tener mucha importancia.