Que al Somozas no le gusta llevar el peso del partido ha quedado de manifiesto en varias ocasiones esta campaña. Que el cuadro que dirige Stili no se encuentra cómodo haciendo un excesivo uso del balón, también. Por eso, cuando los de Ferrolterra se encontraron en el primer minuto del partido con un gol en contra se presentó ante ellos el peor escenario posible.
Y no solo por la dificultad que entraña dirigir tal mazazo que le asestó la Peña Sport cuando apenas se había asentado sobre el terreno de juego, sino porque en los planes del técnico el planteamiento era otro bien distinto y pasaba por contener a su rival en un partido que preveía de mucho contacto y, con ese fin, había dispuesto un equipo más agresivo. De ahí que, cuando el guion cambió radicalmente, los somocenses no tenían ni todos los medios necesarios –el preparador reconoció que en momentos puntuales echó en falta a un referente ofensivo más claro– para adaptarse a la nueva situación.
El conjunto local fue poco a poco asimilando este cambio de rol, obligado a buscar fisuras ante un adversario que, tal y como se preveía, dejó muestras de su orden y solvencia para defender un marcador que le era favorable.
El trabajo del Somozas fue, a pesar de ello, impecable. En ocasiones le faltó profundidad pero, sobre todo en la segunda parte, los de Stili ganaron en verticalidad y acumularon varias buenas ocasiones para marcar, la más clara un cabezazo de Quique Cubas que rechazó el portero.
Ante un adversario absolutamente parapetado atrás y que apenas realizó un disparo entre los tres palos durante toda la segunda parte, el Somozas intentó por todos los medios buscar un tanto que se le resistió. La derrota frena momentáneamente a los de casa que, sin embargo se marcharon con buenas sensaciones y confiados en que la situación se invierta en Izarra.