La Cámara de Comercio de Ferrol está cerrada desde ayer, por vacaciones del personal, al menos hasta finales del mes de agosto. Es la primera vez que se produce esta circunstancia en la larga historia de la entidad, que pese a la calamitosa situación de los últimos años siempre había mantenido sus puertas abiertas. Quedan cuatro trabajadores, parte de ellos de baja, con más de un año de nóminas impagadas, de manera que el descanso se impone y la gestora de la entidad no ha previsto nada más allá del cierre de las oficinas.
Se echa la llave por primera vez después de mucho tiempo bajo mínimos. Los trabajadores han ido recurriendo al juzgado para reclamar el cobro de salarios y la rescisión de los contratos, y la entidad ha ido perdiendo personal y capacidades. El pasado mes, como consecuencia de ello, la Xunta autorizó a las Cámaras de A Coruña y Santiago para que expidan los certificados necesarios para realizar operaciones en el extranjero, entre otros, a los empresarios de la demarcación de Ferrol.
El pasado día 5, además, se publicó en el Diario Oficial de Galicia el anuncio del concurso a través del cual ha de contratarse al administrador que llevará adelante la liquidación de la Cámara ferrolana. Entre sus primeras obligaciones estará la de cuantificar la deuda e identificar a los acreedores de la entidad. Con seguridad, las obligaciones económicas del órgano cameral ascienden a más de tres millones de euros, de los cuales más de dos se los reclama Hacienda.