Las traineras de Ares y Cabo da Cruz se quedarán por el momento en dique seco y, a diferencia de las otras diez embarcaciones, todas ellas vascas, que compiten en la Eusko Label Liga –Liga ACT– no podrán iniciar los entrenamientos colectivos en el mar hasta, como mínimo, la próxima semana. Así se desprende de la reunión que representantes de los dos clubes gallegos en la máxima categoría de esta disciplina mantuvieron ayer con responsables de la Secretaría Xeral para o Deporte.
En la fase 3 del plan de transición hacia la nueva normalidad que el lunes estrenaron tanto Galicia como el País Vasco, los gobiernos autonómicos adquieren cierta autonomía para flexibilizar las medidas de desescalada y ello ha derivado en este agravio comparativo entre las traineras de una y otra comunidad. Así, mientras que el gobierno vasco hace una interpretación muy abierta de la norma general que regula este tipo de entrenamientos, su homólogo gallego es mucho más conservador y no será hasta que la Secretaría Xeral para o Deporte y la Consellería de Sanidade evalúen diversos parámetros vinculados a los protocolos de los clubes cuando tomen una decisión acerca de levantar la prohibición.
Una reevaluación que no llegará hasta finales de esta semana y que ya se ha advertido que no tiene por qué ser favorable. “Estamos muy tocados”, reconoce Beatriz Gelpi, representante del Club de Remo Ares, que entiende las precauciones de la Xunta pero lamenta que este “acelerón” en el proceder del gobierno vasco beneficie notablemente a las embarcaciones de su zona de influencia. “Nosotros tenemos tripulación para defender la categoría, pero si ya partes de una posición desigual y le vas añadiendo hándicaps..., las cosas se complican”, lamenta.
Cuando se planteó el inicio de la competición, los clubes de la ACT consensuaron que la liga no podría comenzar si no se garantizaba que todos ellos estuviesen, como mínimo, quince días entrenando al máximo nivel, asumiendo que la desescalada seguiría parámetros homogéneos en todo el territorio. En ningún caso se contempló un escenario como el actual, en el que algunas embarcaciones puedan iniciar antes su preparación, lo que, a juicio de Beatriz Gelpi, “atenta totalmente contra el principio de igualdad deportiva de la competición”.