Varios alcaldes de municipios transfronterizos del sur de la provincia de Pontevedra y la región del Alto Miño de Portugal se concentraron ayer en el paso fronterizo del puente “viejo” que une Tui y Valença para mostrar su rechazo por el cierre de la mayoría de pasos entre ambos territorios.
De esta forma, expresaron su “indignación” porque los gobiernos español y portugués cometieron “exactamente el mismo error” que durante el primer estado de alarma, cuando también se decretó el cierre de fronteras para contener el avance del Covid-19.
El vicedirector de la Agrupación Europea de Cooperación Territorial (AECT) Río Miño, Uxío Benítez, trasladó el malestar de los alcaldes de estos 26 municipios (16 gallegos y 10 portugueses), donde viven unas 400.000 personas, por la decisión adoptada por Madrid y Lisboa.
Según señala Benítez, “es un escándalo” que, tras el cierre de fronteras del primer estado de alarma, que concluyó a mediados del mes de junio de 2020, los gobiernos “vuelven a cometer exactamente el mismo error”.
En aquel momento, los alcaldes protagonizaron concentraciones en varios pasos fronterizos para reclamar la apertura y trasladaron a los Ejecutivos de ambos países la realidad de este espacio transfronterizo.
Según recordó, por los diferentes puentes de estos 70 kilómetros de frontera pasa la mitad de todo el tráfico que se mueve en los más de 2.000 kilómetros de frontera terrestre entre España y Portugal. “Es una frontera dinámica, con mucha relación laboral, económica y empresarial, hay mucha movilidad”, añadió.
Benítez apuntó que el hecho de dejar un único paso abierto las 24 horas todos los días (el de Tui-Valença por la autovía A-55) supone para los trabajadores transfronterizos dar rodeos de decenas de kilómetros. Todo, denunció, “por no poner patrullas de Guardia Civil, por economizar ese gasto, y se lo trasladan a los trabajadores”.
Uxío Benítez precisó que los responsables municipales no se oponen a que haya controles sanitarios, ya que son conscientes de la gravedad de la pandemia, pero pidió a los gobiernos que “reconsideren” el cierre de la mayoría de pasos, al tiempo que advirtió de que la AECT Río Miño seguirá con las movilizaciones.
Por su parte, el alcalde de Tui, Enrique Cabaleiro, apeló a la “sensibilidad” de los gobiernos de España y Portugal para que “cambien radicalmente su política de cierre de fronteras”.
Consecuencias económicas
Según recordó Cabaleiro, el cierre “está penalizando a los trabajadores, empresas y a la actividad comercial, ya duramente castigada”. “Ya protestamos en la primera ola de la pandemia, y no entendemos que se vuelva a incidir en el mismo error”, lamentó.
En la misma línea, el presidente de la Cámara Municipal de Valença, Manuel Rodrígues, subrayó que el cierre de fronteras no deja de ser una medida “simbólica”, ya que, pese a las restricciones, “ahora no pasan menos personas, pasan las mismas”, que son trabajadores y transportistas debidamente acreditados.
La diferencia, subrayó, es que ahora hacen cientos de kilómetros a mayores, lo que se traduce a final de mes en unos gastos de tiempo y combustible que afectan a los trabajadores.
También el PP reclamó ayer la reapertura de más pasos entre Portugal y Ourense, al entender que la actual situación no resuelve el problema de los trabajadores transfronterizos y que constituye una pérdida para la economía.