Los siete equipos gallegos que jugarán esta temporada en Segunda B tendrán en cuatro de los castellanoleoneses –todos menos el Burgos y el Mirandés–, los siete madrileños y los dos manchegos a sus rivales en el grupo 1 de la categoría de bronce. Es lo que determinó la reunión de la comisión de la categoría, celebrada ayer en Madrid, y de la que salió el reparto que deberá ser aprobado en la asamblea federativa.
La negativa frontal de los representantes navarros –secundados por el cántabro, los vascos y el riojano— a secundar la inicial propuesta gallega, que quería compartir grupo con los tres asturianos, los siete castellanoleoneses y los cuatro navarros, hizo que esta posibilidad no llegase a ser votada. A cambio, el representantes de los clubes gallegos, Gustavo Falqué, presentó un plan “B”, a pesar de no contar con el apoyo de Las Palmas Atlético y Ceuta, que pretendían compartir grupo con los representantes madrileños para, de esta manera, tener una mayor facilidad a la hora de viajar.
Mientras, la intención de los representantes del sur era que el grupo 1 estuviese íntegramente formado por los representantes de la cornisa cantábrica, lo que supondría un grupo deportivamente fuerte. Por eso, el representante de los clubes gallegos se mostró moderadamente satisfecho.
Características
A nivel económico, los desplazamientos que tendrá que realizar el equipo ferrolano implican una distancia parecida a la que tuvo que hacer frente la pasada temporada, cuando tuvo que enfrentarse a los cuadros navarros y a los burgaleses –Burgos y Arandina–, que implicaban dos de los desplazamientos más largos.
A nivel deportivo, el cuadro se enfrentará a los representantes de una comunidad, la madrileña, que la temporada pasada clasificó a varios de sus representantes para la fase de ascenso a Segunda –es el caso del Fuenlabrada o el Rayo Majadahonda–. Además, el filial del Real Madrid se presenta como uno de los aspirantes a acabar la liga regular entre los cuatro primeros y, de esta manera, luchar por volver a Segunda División. En cuanto al resto de escuadras, la Ponferradina se vuelve a presentar como uno de los rivales a tener en cuenta. Además, el buen nivel al que rindieron los gallegos la pasada temporada –como es el caso del Celta B o el Pontevedra– confirman las dificultades que va a tener el grupo a la hora de estar en la zona alta de la clasificación y luchar así por el ascenso
Con todo ello, el cuadro verde espera adaptarse lo mejor posible a los rivales que va a tener enfrente y, de esta manera, conseguir meterse entre los cuatro primeros del grupo.