Los primeros días de mayo de 1913 constituyeron todo un acontecimiento para Ferrol. A la llegada del ferrocarril a la ciudad se sumó la inauguración del dique Reina Victoria Eugenia y la botadura del acorazado “Alfonso XIII”, tres hitos que proyectaron la imagen de la ciudad a nivel estatal.
Consciente de lo que todo aquello supuso para la ciudad, la Fundación Exponav ha decidido organizar para el próximo 11 de junio, en colaboración con el Centro Galego de Artes da Imaxe –CGAI–, un acto que se desarrollará, si no hay imprevistos de última hora, en la sala de exposiciones temporales del edificio de Herrerías a las 20.00 horas. Navantia y el Museo Naval también participan en el acto exponiendo diverso material.
El programa incluye la proyección de tres documentales y dos intervenciones, a cargo del director del CGAI, Guillermo Escrigas, y del ingeniero naval y catedrático de la UDC, José María de Juan-García. El primero ofrecerá algunas pinceladas sobre cómo se vivieron esos días en la ciudad a través de diferentes documentos que se conservan y el segundo abordará la historia del buque desde una perspectiva más técnica.
La primera cinta, titulada “Botadura del acorazado Alfonso XIII” y restaurada por el propio CGAI, es un documento histórico. Según explicó ayer el director del centro, el ferrolano Guillermo Escrigas, es la película más antigua rodada en Galicia, en aquella ocasión por la compañía Ibérico Films.
Los otros dos vídeos también tienen por protagonista, aunque no en exclusiva, al acorazado botado el 7 de mayo de 1913. Uno de ellos recoge un viaje del buque a La Habana, en el año 1920, donde fue recibido con todos los honores propios del “restablecimiento” de unas relaciones que se habían roto tras la guerra de 1898. El segundo hace referencia a unas maniobras realizadas junto al “pequeño” de su clase, el “Jaime I”, en aguas italianas. También se exhibirán unas imágenes del pecio tomadas por buceadores profesionales.

fecha histórica
La botadura del “Alfonso XIII” trajo a Ferrol a la infanta Isabel,   y a otro héroe del momento, el aviador Piñeiro, que tenía prevista una exhibición para esos días tan señalados que finalmente se frustró.
La relevancia de aquellos acontecimientos fue tal, recuerda a modo de anécdota Escrigas, que hasta hubo “merchandising” conmemorativo de la botadura: medallas, lepantos e, incluso, cajas de galletas y membrillo.