Una famosa locución latina atribuida al poeta romano Juvenal, popularizada por la famosa obra Watchmen del guionista Alan Moore, reza “¿Quién vigilará a los vigilantes?”, en referencia a uno de los principales problemas de la sociedad perfecta reflejados en el tratado La República, de Platón.
Esta misma cuestión es la que parece mover a los administradores del grupo –o mejor dicho, telaraña de grupos– Tráfico Ferrolterra. Uno de sus creadores y máximo responsable, que responde al sobrenombre de “Blade”, accedió a entrevistarse con este diario y explicar el complejo organigrama del ente de control de incidencias de tráfico más famoso de toda la comarca, con más de 18.000 seguidores en su página de Facebook y una cifra de usuarios en WhatsApp y Telegram que supera los 34.000 ciudadanos.
Por amor al arte
Uno de los puntos más importantes a destacar de esta gigantesca comunidad en línea es que nunca ha tenido ánimo de lucro; tal y como explica Blade “esto no genera absolutamente nada, nos ofrecieron hace tiempo publicidad pero dijimos que no, porque en el momento en el que la haya va a haber rencillas, va a haber problemas.
Esto lo hacemos por amor al arte”. Los administradores, además, no se limitan a gestionar los grupos de la comarca, sino que se han extendido por todo Galicia, forjando alianzas con entidades similares y colaborando en la transmisión de la información.
Pese a la magnitud de la telaraña, Blade insiste en que tratan de centrarse en esta área, dejando que las comunidades de cada zona se ocupen de sus avisos particulares, especialmente por el mayor conocimiento geográfico de las mismas. “En toda Galicia –explica el administrador– estamos ‘afiliados’ 32, aquí en Ferrol 17. Antes había muchos otros grupos, pero nos fuimos asociando. Trabajamos juntos, intercambiamos información y nos unimos. Tenemos, por ejemplo, un grupo en Santiago y otro en Pontevedra, pero ahí no damos nosotros los avisos”.
Organigrama
En cuanto a la estructura interna de la entidad, Blade explica que hay administradores y colaboradores, algunos de los cuales de gran confianza a los que denominan “VIPs” y que sirven, además, como verificadores de las alertas. Estos viven –o al menos rondan– en puntos estratégicos de las carreteras para evitar falsos avisos por parte de la comunidad. “Tenemos un foro de administradores donde estamos los de toda Galicia –explica– y ahí nos repartimos las zonas. Hay otros grupos, los externos, que son ajenos a nosotros y se rigen por otras normas. Tenemos gente que opera de día, de noche…
Uno en cada ciudad… Por ejemplo uno de nuestros mejores colaboradores es un chaval de Pedrafita y cada mañana nos manda una foto en primicia de todos los avisos de los parques. Tenemos gente por todos los sitios”.
Esta comunidad, que nació, tal y como relata Blade, tras un día en el que multaron al otro creador del mismo “sin motivo”, se rige por unas estrictas normas. En los grupos solo se permiten avisos y quien se sale de la norma es expulsado inmediatamente; tampoco se permiten insultos, ni entre usuarios, ni administradores o incluso a la Autoridad, con la que mantienen una relación que oscila entre el respeto y el escepticismo. Según puntualiza el gestor, los límites sobre aquello de lo que se alerta y lo que no es algo muy personal; “algunos administradores se fueron porque no estaban de acuerdo con que avisásemos de los controles”, explica Blade, que también señala que no se limitan a incidencias de tráfico, sino también de personas desaparecidas, incendios y otras catástrofes. En cuanto a la posibilidad de facilitar información a gente a la fuga, el administrador lo tiene claro “está completamente prohibido dar avisos de la Policía Nacional y si hay una investigación en curso se cierran los grupos un tiempo prudencial”.
Resulta difícil calificar a una comunidad como la de Tráfico Ferrolterra. Ellos aseguran que ofrecen un servicio; las Autoridades, que juegan con un vacío legal que podría ser peligroso. Blade es tajante con esto “en el momento en el que la Ley nos obligue a cerrar, cerraremos. Pero mientras las multas sean un negocio, mientras supongan un plus en el salario de la Guardia Civil, seguiremos ayudando”. Y así, la red de redes –una vez más– ha creado un vigilante de quienes vigilan.