La actriz estadounidense Jane Fonda levantó hoy a la audiencia del Festival de Cannes con un sincero documental que recorre sus ochenta años de vida sin esconder sus pasos en falso pero celebrando la mujer en la que se ha convertido.
“Jane Fonda in Five Acts”, dirigido por su compatriota Susan Lacy y proyectado en la sección de Clásicos del certamen, tenía ya ganado a la audiencia de antemano, que ovacionó la presencia de la intérprete en el estreno.
“Fue muy divertido hacerlo. Toca muchos temas universales, que espero que os emocionen e inspiren”, dijo la actriz minutos antes de su inicio y acompañada por la directora y por el delegado general de Cannes, Thierry Frémaux.
Los aplausos recogidos al final cumplieron su pronóstico dando el visto bueno a una cinta que, en cinco actos, repasa una vida poliédrica con imágenes de archivo y de sus películas, entrevistas a exparejas, familiares, compañeros como Robert Redford y a la propia intérprete.
La hija del mítico Henry Fonda, que en sus respectivos matrimonios con Roger Vadim (1965-1973), Tom Hayden (1973-1990) y Ted Turner (1991-2001) se metamorfoseó hasta encontrarse finalmente a sí misma, admite su necesidad de gustar antes de darse cuenta de que “intentar ser perfecta es un viaje peligroso”.
Del mito erótico en el que se erigió en “Barbarella” a las órdenes de Vadim a la militante comprometida contra la guerra de Vietnam o en favor de los derechos de las minorías, el documental ahonda en esa evolución interior.
La oscarizada actriz por “Klute” (1971) y “Coming Home” (1978) le habla directamente a la cámara y hace prueba de un sano sentido del humor, en el que se ríe de sí misma, confiesa que ninguna de sus relaciones fue igualitaria, lamenta no haber estado más presente con su primera hija o ve como un error haber recurrido a la cirugía.
“Detesto la idea de haber tenido que retocarme para sentirme bien. Me gustaría ser más valiente, pero soy lo que soy”, reconoce en esta suerte de psicoanálisis cinematográfico, que centra el primer capítulo en su relación con su padre, para enfocarse en los tres siguientes en sus sucesivos maridos y en el último, finalmente, en ella.
Fonda, que pasó de estrella de Hollywood a estrella de todo tipo de causas, y que financió con sus exitosos cursos de aerobic algunas de esas campañas, demostró hoy en Cannes, en un momento en que sigue triunfando en televisión, que ahora que entra en su último acto todavía tiene una voz.
“Vengamos de donde vengamos, estamos viviendo una crisis terrible. Tenemos que estar unidos y creer que la democracia es posible”, concluyó la intérprete, que dice haberse perdonado como madre y como hija en este ejercicio de introspección