Desde ayer y hasta el 27 de abril –en horario de martes a domingo, de 10.00 a 20.00 horas– la Sala Carlos III del Museo de la Construcción Naval acoge la exposición “La botadura. El nacimiento de un buque”, una de las grandes apuestas de Exponav para este año y que se inauguró con una conferencia del ingeniero naval José María de Juan-García Aguado.
“Se podría pensar que es cuando se corta la primera chapa en el taller o cuando el armador lo contrata, pero realmente el nacimiento del buque como tal es la botadura”, explicaba ayer antes del acto De Juan-García, que destaca “la ceremonia y el simbolismo que rodean” a este hito del proceso constructivo del barco, sobre todo, añade, “en una ciudad como Ferrol, en que se convierte en todo un acontecimiento”.
La muestra está integrada por 17 paneles explicativos que recogen el proceso de botadura, su evolución histórica y su significación sociológica, e incluye objetos que se utilizaron y, en algunos casos, se siguen utilizando. Destacan el hacha tallada en metales preciosos por Mariano Benlliure, con la que, recuerda el ingeniero, la “Chata”, hermana del rey Alfonso XII, cortó la cinta en la botadura del acorazado “Alfonso XIII” o el mazo y la trencha utilizados habitualmente en las botaduras de Navantia, pasando por la maqueta que representa la que para De Juan-García es la “botadura por excelencia”, la del “Arteaga”, pues, recuerda, “es la que supera todos los registros anteriores y permite que se construyan buques por encima de las 300.000 toneladas de peso muerto” en Astano.
Material curioso
Textos técnicos sobre cálculos como, por ejemplo, la “Teoría del buque y sus aplicaciones”, de Carlos Godino, e innovaciones tecnológicas –como la cama elástica, un ingenio del mugardés José Deus López, apunta– son otros atractivos de una muestra que contiene, explica De Juan-García “aspectos no conocidos porque la botadura es un gran espectáculo, pero la exposición trata de ir más allá y mostrar lo que hay detrás en el aspecto técnico, ceremonial, protocolario, histórico y material que normalmente no sale de los lugares donde se encuentra”.
El ingeniero insiste en la importancia de este hito constructivo porque “históricamente eran momentos en los que el astillero abría las puertas, acudían los trabajadores y sus familias, y también forasteros que venían a ver la botadura de un buque, sobre todo cuando eran significativos”. Es el caso de la botadura de los acorazados de la serie “España”, construidos en lo que entonces eran las instalaciones de la Sociedad Española de Construcción Naval –SECN–. “Hasta Torrente Ballester habló de ellas en una de sus novelas”, apunta el ingeniero, que durante su larga trayectoria profesional vivió algunas de las botaduras más sonadas en la etapa en la que Astano era un referente mundial.