Roberto Amado resume en un libro la lucha y el drama tras el amianto

Roberto Amado resume en un libro la lucha y el drama tras el amianto
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El fotoperiodista ferrolano Roberto Amado se topó con el amianto cuando, a su regreso a Galicia tras vivir en Barcelona, buscaba temáticas sociales y vinculadas a organizaciones no gubernamentales para trabajar. Así encontró hace un par de años a Agavida (Asociación Galega de Víctimas do Amianto) y descubrió una historia de continua lucha y de dolor que ahora recoge en un libro, “Peregrinos del amianto”, que se editará a través de la editorial Libros.com, que admite aportaciones particulares para financiar la publicación. Quedan veinte días y ha conseguido 87 de los 150 apoyos que necesita.
“Empiezas a hablar con la gente y salen las historias. Lo comentas en casa y te das cuenta de que todo el mundo tiene a alguien afectado. Un amigo mío me explicó que su padre había muerto de cáncer de pulmón con cincuenta y pocos y nunca había fumado. Ahí es cuando dices ‘hay tema’. Lo que iba a ser un reportaje terminó en un libro porque toda la información y todos los testimonios que tenía después de dos años no conseguían encajar en otro formato. Tenía que ser un libro”, explica Roberto Amado.
La editorial Libros.com respondió enseguida a la petición de Amado y en cuestión de días el proyecto saltó a la web para buscar pequeños apoyos económicos (con 8 euros los donantes tiene derecho a la edición digital de la obra y con 16 al libro en papel, aunque hay otras opciones económicas). “La idea me sedujo, es arriesgada pero me sedujo porque es una manera de tantear el mercado”. El plan es que antes de Navidad los donantes tengan ya su ejemplar y que días después esté en las librerías. Queda por escribir el epílogo y por revisar las galeradas.
“La introducción es la historia personal más completa que tengo, la de los hermanos Teijeiro. Se trata de que de alguna manera te dé un bofetón y te pongas en situación”, explica el autor respecto a la estructura, que se abre con el relato de los últimos meses de vida de un trabajador afectado y del impacto en su familia.
“La primera parte abarca desde finales de 2001 hasta el 2004, fecha en la que se forma Agavida, en el Bla Bla, y semanas después se constituye en el Ateneo. Esa es la primera etapa, aunque ya hay cosas anteriores porque en el Arquitecto Marcide, del 98 al 2000, se estaba empezando a estudiar a los enfermos de asbestosis, pero de tapadillo. Había mucho miedo”, apunta. El impulso del médico Carlos Piñeiro y de históricos sindicalistas como Rafael Pillado acabaron por romper el tabú en torno a finales de 2001 y principios de 2002. “Aquí se monta un pifostio durante tres o cuatro años. Comienza todo el proceso, las demandas, las manifestaciones, llegan a Madrid, hay dejadez por parte de los sindicatos pero también respuesta social, la negativa de la empresa... ¿Qué pasa? Que hay enfermedades como el mesiotelioma que son única y exclusivamente del amianto. Había médicos que apoyaban el tema pero hasta que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia dicta sentencia favorable y crea jurisprudencia las cosas no empiezan a cambiar”, comenta Amado.
La segunda parte de su libro se sitúa diez años después y está relacionada con el título. “Lo del título fue una idea de Ramón Tojeiro [presidente de Agavida] que decía que para los afectados era un peregrinaje, un goteo de enfermos que van a los juzgados, a las asambleas, el recuento de los caídos... como si fuese una batalla triste, darse de cabezazos contra un muro”. Un goteo que sigue y seguirá puesto que el número de afectados por la exposición a amianto continuará aumentando hasta alcanzar su pico más alto hacia finales de la década, según las previsiones.
Diez años después se ha reconocido el problema, son muchas las sentencias favorables a los trabajadores, hay una unidad especializada en el Arquitecto Marcide y controles periódicos a los trabajadores en riesgo. Pero la batalla sigue. “Han conseguido garantías pero no han alcanzado lo que querían, que era tener lo que ellos llaman ‘el estatuto del minero’. Quiere decir que ya está tan asumido en las leyes y en todo tipo de registros, incluso en las mutuas, que un minero va a un sitio y no tiene que demostrar nada. Los afectados del amianto también pueden acceder a compensaciones pero a base de demandas, de palos contra todos. Una persona tiene asbestosis y tiene ella sola que batallar. ¿Está reconocido? Sí, pero solo si se lo curra. Por eso hay mucha gente que no quiere saber nada de esto. Ni siquiera se hacen informes médicos”.
“Peregrinos del amianto” será el primer libro escrito en España que trate este problema desde la perspectiva humana. “Hay más sobre el amianto pero de Ferrol, con historias personales, es el único. Creo que en España soy el primero”. Y es precisamente Ferrol por donde rompe una problemática que afecta a otros astilleros y también directamente a fábricas que trabajaban con asbesto. “Gran parte de la gente que sabe de todo esto coincide en que hasta que no fue Ferrol y lanzó el petardazo gordo a principios del 2002 y hubo toda esa debacle de los sindicatos y empezaron las asociaciones paralelas a meter presión (que luego sí que es verdad que apoyaron los sindicatos), no se cambiaron muchas cosas. Pero la historia empieza ya en el 77 con Comisiones Obreras en Sevilla y un par de años después en Cerdanyola del Vallès, en Cataluña. Las dos eran fábricas de Uralita”.
Roberto Amado estudia ahora cómo plasmar este conflicto a través de la cámara fotográfica y en otoño intentará también grabar un documental.

Roberto Amado resume en un libro la lucha y el drama tras el amianto

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