Las primeras dimisiones de peso que se producen en Ciudadanos a causa del giro a la derecha del partido, las de Toni Roldán, Javier Nart y la del candidato en Asturias, Juan Vázquez, abren una crisis sin precedentes en la formación naranja y suponen un duro revés para Albert Rivera.
Sobre todo fue un mazazo la del portavoz económico de Cs en el Congreso, Toni Roldán, un hombre de la máxima confianza de Rivera que deja el partido por la política de pactos con el PP e indirectamente con Vox y la negativa de la dirección a facilitar un Gobierno estable con los socialistas, aunque no lo menciona expresamente.
Unas horas más tarde fue el eurodiputado Javier Nart quien dimitía de su cargo en la Ejecutiva nacional –sigue en Cs y mantiene su escaño en la Eurocámara– después de que la dirección ratificara en una votación imprevista mantener el veto a Sánchez y no abrir una vía de negociación con el líder del PSOE.
Esta vez no hubo unanimidad con 24 votos a favor de mantener el veto al PSOE, cuatro en contra y tres abstenciones como sí se dio cuando la Ejecutiva decidió en febrero pasado no facilitar ningún gobierno del secretario general del PSOE y con esa promesa se presentó a las generales del 28 de mayo.
Ese compromiso lo suscribió entonces Toni Roldán, tal como recordó la portavoz del partido naranja, Inés Arrimadas, quien le animó a explicar por qué cambió ahora de criterio.
La votación se celebró a propuesta de Nart y del portavoz de Cs en el Parlamento Europeo y responsable de Economía del partido, Luis Garicano, que fueron los dos más abiertamente críticos con los movimientos de aproximación a Vox que está llevando a cabo la formación naranja a través de la “fórmula andaluza”.
Otro de los votos en contra es el de Francisco Igea, candidato a la Presidencia de Castilla y León, que fue el que desencadenó la primera crisis en Ciudadanos hace unos meses tras plantar cara a la dirección al presentarse contra la candidata del aparato, la expopular Silvia Clemente, cuyo victoria tuvo que ser anulada por irregularidades aún no justificadas.
Después, mantuvo un poco el pulso a la cúpula porque se resistía a pactar un gobierno con el PP en su comunidad, pero terminó aceptándolo.
El cuarto voto en contra lo sumó Fernando Maura, un discreto dirigente, responsable del Área de Exteriores, de quien no se conocía su posicionamiento en esta cuestión.
Según manifestaron a EFE algunos dirigentes presentes en la reunión de ayer, la marcha de Roldán se abordó sin problemas y con total libertad, y aseguraron estar convencidos de que las dimisiones no van a abrir la espita para más renuncias.
No obstante, Garicano, mentor de Roldán, advirtió a través de su cuenta de twitter que seguirá luchando por las ideas del ya exdiputado naranja, de quien contó que convenció hace cuatro años para que se enrolara en este barco: “Nadie ha sido más leal al proyecto, nadie ha hecho más por conseguir políticas reformistas y regeneradoras para España”.
Menos explícito en su apoyo a Roldán fue Paco Igea, que tan solo colgó una foto en su cuenta abrazándose con él.
El líder de Ciudadanos habló también de Roldán a través de esta red social y se apresuró a pasar página al limitarse a darle las gracias por su trabajo y pasar a renglón seguido a dar la bienvenida a la Ejecutiva a uno de sus fichajes estrella, el exvicepresidente de Coca Cola Marcos de Quinto, y al abogado del Estado Edmundo Bal a la portavocía adjunta del grupo parlamentario.
También se le dio a Carina Mejías que entra como diputada en el Congreso en sustitución de Roldán.
La semana empieza para Cs de una manera aún más agitada que la anterior, cuando a las voces internas que cuestionaban la centralidad del partido se sumaron algunas de sus socios liberales europeos, como Francia, que ven con mucha preocupación el acercamiento a Vox. También la de Manuel Valls, que entró al choque con Ciudadanos después de que el partido rompiera con él en el Ayuntamiento de Barcelona por apoyar que repitiera Colau como freno al independentismo.