El descubrimiento de la “Regazona”

El descubrimiento de la “Regazona”
modelo de carraca veneciana realizado por manuel olave museo naval (madrid)

A principios de mes, un aluvión de crónicas de prensa anunció el “presunto” descubrimiento de la galeaza “Regazona” (no “Ragazzona” como machaconamente se menciona, pues su dueño era Jacome Regazona), que se hundió a la entrada de la ría de Ferrol en diciembre de 1588.
Digo “presunto”, pues para los historiadores es bien conocida la colección del marino y escritor dieciochesco Juan Sans Barutell, que hay que recordar que la Armada comisionaría, a partir de 1794, a los archivos de Barcelona y Simancas con el objeto de que investigara en ellos, y donde, gracias a su fructífero trabajo, consiguió reunir la documentación necesaria con la que realizar su obra sobre la historia de la Marina catalana y aragonesa.
El relato sobre las vicisitudes de la “Regazona”, en el que se señala que se perdió a la entrada de nuestra ría, se encuentra pues entre aquella documentación y actualmente se localiza en los fondos del Archivo del Museo Naval de Madrid.
Esto no es óbice para que cualquier ferrolano pueda fácilmente leer un resumen del mismo en la transcripción que Santiago González-Llanos Galvache publicó en 2007 en Papeis Ártabros (número 4. Págs. 59-60) o en el corpus documental de las hostilidades entre España e Inglaterra (1568-1604) que contiene la monumental obra La Batalla del Mar Océano, que fue editada en el año 1988.

Desde el punto de vista documental no se puede hablar de nuevos hallazgos


Más accesible, vía internet se puede localizar también el primer documento oficial  de fechas recientes que identifica los restos encontrados a la entrada de nuestra ría con la galeaza de la Armada Invencible: me refiero a la aprobación de impacto ambiental del puerto exterior que se publicó en el BOE de 13 de diciembre de 2000, y que en la parte arqueológica estuvo avalada por una empresa especializada en este tipo de yacimientos, que me imagino se basó en las informaciones recopiladas por el citado Sans Barutell.
Precisamente en aquel mismo año (2000), el buceador Fernando Patricio Cortizo divulga al gran público la posible existencia del “Regazona” en su libro Historia da costa galega e os seus naufraxios (séculos I ó XIX). De igual manera, años después y en sus respectivas obras, los historiadores Luis Gorrochategui e Hixinio Puentes Novo han reseñado el pecio. Como vemos, desde el punto de vista documental no se puede hablar de descubrimiento alguno. Tampoco las instantáneas, pocas y de mala calidad que se han publicado, son las primeras que se han realizado del presunto pecio.
Cualquiera puede pasarse por la biblioteca del Museo Naval, donde se encuentran las primeras fotografías del mismo junto a la respectiva documentación, que están fechadas en diciembre de 1990 y que fueron realizadas por la Unidad de Buceo de la Armada en un segundo reconocimiento del presunto pecio, pues en la primera inmersión sobre los restos, verificada durante el mes de febrero de ese mismo año, no se pudieron fotografiar debido a la poca visibilidad existente.

Habría que añadir la visita a sus aguas como un nuevo atractivo turístico


Otro aspecto que ha sido divulgado en prensa es que el presunto yacimiento arqueológico submarino puede haber sido expoliado, al no haberse encontrado ningún resto de cerámica y observarse fracturas en las piezas de artillería encontradas, que el equipo de investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela achaca a que pudieron ser golpeadas para comprobar de qué material estaban fabricadas. “Buceando” un poco en la cuestión, y tras consultar algunas fuentes y preguntar a mis amigos de cierta edad, quizás mis pesquisas puedan aclarar algo esta cuestión.
La documentación mencionada reseña que fueron tres recolectores de erizos residentes en Ferrol (de los que omitimos los nombres) los que descubrieron el 18 de enero de 1990 a las 16.00 horas dos cañones de dos metros de longitud por unos 0,40 de diámetro y otros tres o cuatro de 1,70 por 0,30, y la media caña de un anclote. En una de las citadas fotografías que acompaña a dicho documento se señala además que uno de los cañones al menos. presentaba indicios de haber sido golpeado recientemente.
Esto se contradice con lo publicado por “La Voz de Galicia” casi una década después, pues en su edición de 7 de octubre de 2001, señala a un solitario submarinista aficionado el que lo halló, explicando que dicha persona descubrió, aparte de los cañones y el ancla, una vajilla que curiosamente ahora no aparece.
Por último, y comentando el caso con un buen amigo mío, ya entrado en años, me dijo que recuerda perfectamente que durante la década de los años cincuenta la draga “Guipúzcoa” (de succión, alias “La Chupona”) se dedicó a extraer arena del fondo de la ensenada de Cariño para emplearla en el relleno que posibilitaría la construcción de los nuevos muelles de la Empresa Nacional Bazán y la ampliación del Muelle “Fernández Ladreda”,  por lo que no nos debería extrañar que parte de los restos del pecio se encuentren, hoy en día enterrados en aquellos emplazamientos. Como el lector puede comprobar, siempre nos estamos moviendo en el campo de las suposiciones, pues como bien afirma David Fernández Abellá (jefe del proyecto), y tras las prospecciones realizadas días antes por investigadores de la USC con la colaboración de la Unidad de Buceo de la Armada y de la empresa de arqueología “Argos”, si no se encuentra algún resto más revelador, va a ser muy difícil datar con exactitud el pecio, aunque todos los indicios indican que corresponden al “Regazona”.
Por último me resulta cómico comprobar que ahora se intente ocultar la localización de los restos, que como hemos comprobado es, desde hace años, bien conocida al menos por la Armada, los entusiastas del buceo y por los que nos interesamos por la historia naval.
Lo que habría que hacer sería precisamente lo contrario, añadir la visita a sus aguas como un nuevo atractivo turístico de nuestra ciudad incluyéndola, por ejemplo, en el recorrido de la “Ruta de la Construcción Naval”, para que la curiosa historia del “Regazona” sea conocida por el gran público.
Con estas pequeñas puntualizaciones no quiero en absoluto desmerecer el gran trabajo que se ha realizando estos días atrás en el presunto pecio; muy al contrario, aplaudo esta campaña subacuática que debía haber sido emprendida hace muchísimos años.
*El autor es investigador nava

El descubrimiento de la “Regazona”

Te puede interesar