Cientos de personas se desplazaron a la zona para ver en directo las maniobras de rescate del buque

Cientos de personas se desplazaron a la zona para ver en directo las maniobras
de rescate del buque
Blue Star ecallado en la costa de Ares

La jornada de sábado se prestaba para un paseo por la costa aresana, por las inmediaciones de las playas de Estacas, la Barrosa y A Canteira pese al mal tiempo, pero el motivo de la caminata para los cientos de vecinos de la comarca que se acercaron ayer hasta Ares tenía más que ver con el “turismo de catástrofe” que con disfrutar de las vistas y la naturaleza.

Desde que se conoció el embarrancamiento del buque “Blue Star” en As Mirandas y se anunció que el primer intento de rescate sería con la pleamar, en torno a la una y media de la tarde de ayer, las pistas que llevan a las playas se llenaron de curiosos. Los aresanos optaron por el camino a pie pero los llegados desde otros puntos, incluidos los numerosos medios locales y nacionales que se desplazaron a la zona, se acercaron en coche, lo que convirtió en un peregrinaje el acceso a los acantilados. Sin embargo, la proximidad del barco a la costa hizo que fuese muy fácil seguir las maniobras y ver todo el operativo montado para la ocasión con gran claridad y a simple vista.

“Nunca tanta xente controlou este lado da costa”, decía algún curioso de la zona, llamando la atención sobre el hecho de que “hai xente de Ares que nunca veu aquí”. Las grandes dimensiones del petrolero –de 128 metros de proa a popa– y la cantidad de medios dispuestos –desde helicóptero hasta lanchas y remocaldores, además de fuerzas de seguridad– atrajeron a niños y mayores a la costa.

En la conversación de muchos estaba la catástrofe no solo del “Prestige” sino también del “Discoverer Enterprise”, que vivieron en directo y como afectados durante bastante tiempo, muchos de los presentes.

El barrizal en el que se convirtieron los accesos y las fuertes granizadas dejó imágenes no solo en el mar y en la costa sino en tierra firme. Pudieron verse paraguas volando, botas y pantalones embarrados y muchos curiosos convertidos en ayudantes de los conductores que, en su afán por estar al pie del suceso, dejaron sus coches en campos transformados en fangales de los que los coches solo salieron con empujones.

Cientos de personas se desplazaron a la zona para ver en directo las maniobras de rescate del buque

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