Canido es de por sí un contraste de sensaciones, sensibilidades, percepciones, de todo orden, que a poco que pongamos de nuestra parte, colmarán nuestras aspiraciones, en cualquier momento en que lo visitemos. En sus vías urbanas se produce el mismo efecto: proximidad y contraste entre rincones históricos evocadores de épocas ya lejanas con modernas avenidas indicadoras del empuje y vitalidad de sus vecinos. De una de esas modernas vías hoy vamos a tratar, la que lleva el nombre de un hijo de Canido, José María Pérez Parallé.
Hablemos primero de la calle para luego trazar una breve semblanza de la persona. Hoy la calle llamada oficialmente Poeta Pérez Parallé es una amplia y moderna vía urbana orientada en dirección este-oeste y situada, prácticamente, en la cota más alta de la ciudad. No siempre fue tan larga como en la actualidad; retornemos al año 1980. En la sesión ordinaria del Ayuntamiento, de fecha treinta de septiembre y presidida por el alcalde en funciones, don Celestino Llano, se trató, entre otros asuntos, de una propuesta, de la cual el Acta de la sesión dice: Propuesta sobre nominación de calle en el Barrio de Canido. Vista instancia del Presidente de la Asociación de Vecinos “ O Cruceiro de Canido” pidiendo autorización para que a la calle comprendida entre las de Insua y Molino de Viento ( Edificaciones Larlasa) se llame “Rua do Poeta Pérez Parallé”. La Comisión de Cultura de este Ayuntamiento tiene el honor de proponer al Excmo. Ayuntamiento Pleno, que la calle que va entre las de Insua y Molino del Viento, se llame “Rua do Poeta Pérez Parallé”. La propuesta fue aprobada por unanimidad.
La inauguración oficial se celebró el sábado 24 de enero de 1981; el acto resultó solemne y, a la vez, popular y entrañable. Asistió el protagonista acompañado de varios familiares, autoridades – encabezadas por el alcalde don Jaime Quintanilla-, cronista oficial de la ciudad, don Mario Couceiro, instituciones y amigos personales, que con su presencia hicieron que el poeta se emocionase profundamente. Los discursos pronunciados –que reflejaban sinceridad y afecto– fueron largamente aplaudidos, en especial el del poeta protagonista. Amenizó el acto la rondalla “ Armonìa” en el local social de Canido, que resultó insuficiente para tantos amigos que querían sumarse a tan merecido homenaje.
La calle, como queda dicho, tenía su límite oriental en la calle Insua; hoy su longitud es mucho mayor, pues une- por el oeste- la de Muiño do Vento, con la Navegante en el extremo más oriental, es decir, llega casi hasta la Plaza de Canido. Claro que, como siempre ocurre, las nuevas y modernas obras suponen la desaparición de nombres populares; en este caso merece dejar constancia de que antes de existir esta moderna avenida, allí había un camino, que a su vez era servidumbre de las huertas, camino se conocía como Camino do Repolo. La actual calle (o avenida) Poeta Pérez Parallé, no había tenido nombre anterior, por ser vía de nueva creación, lo que aprovechó la Asociación de Vecinos para, muy acertadamente, proponer el nombre, y si se quiere personificar el mérito por la elección de nombre hay que señalar a quien era su presidente, don Fernando Prego, promotor de la idea.
Hablar de la calle es sencillo, pero no lo es tanto hacerlo de quien le da nombre, porque pretender sintetizar en unas líneas los vastos e inabarcables horizontes del corazón y la mente de un poeta, es una labor imposible, pero, de otro lado, su vida, su obra, es necesario que sea recordada frecuentemente para conocimiento de nuevas generaciones.
He sentido siempre una respetuosa admiración por los poetas; no sé, en realidad, cuál es su Don. Tal vez sea el de conocer el sentido último de las palabras, o quizá reside en su desbordante imaginación para hacernos sentir sensaciones ocultas adormecidas, que el poeta tiene el poder mágico de despertar….; por eso creo que la mejor manera de averiguarlo es leerlos con detenimiento y tal vez de esa manera, sea posible establecer una perfecta sintonía.
Don José María Domingo Pérez Parallé, nació, como sabemos, en Canido, concretamente en la calle Castañar ( hoy Terra) y tiene el honroso título de Fillo Predilecto del barrio. Vino al mundo a las ocho y media de la mañana del día cuatro de agosto del año mil novecientos nueve. Su padre, médico, fue don Camilo Pérez Pita, natural de Ferrol, y su madre, hija de médico, doña María Parallé de Torres, de Madrid. Abuelo paterno de Ferrol y el materno de Vigo. Tras sus primeros estudios y bachillerato en Ferrol, Santiago fue su destino: “Po-la porta do Camiño/ achegueime a Compostela/ estudante pelegriño/ na procura do alumiño/...
Pero en Santiago, en Ferrol, o en cualquier localidad donde se encontrara-Galicia en definitiva- fue siempre poeta (no exclusivamente, porque podríamos hablar también de su actividad docente, pero no hay espacio en un corto artículo) y como poeta será siempre recordado; lo fue desde su niñez hasta su día postrero –el uno de noviembre de mil novecientos ochenta y siete.
Residía entonces en Barallobre, y allí reposa– pero su obra estará siempre disponible para todos, porque Pérez Parallé –probablemente sin buscarlo– consiguió el respaldo popular y el de la crítica. Otero Pedrayo, al referirse a él, decía: “o poeta azul de Ferrol”, lo que, en mi particular interpretación, significa reconocerle la amplitud de la mar, y que, como ésta, unas veces es la calma y sosiego “….la canción de las campanas/ va despertando/ la vieja aldea de mis recuerdos/ con sus notas armónicas/ onduladas, en místicos salterios...
En otras ocasiones es una mar casi agresiva. N-iste mundo hai moita envexa/ e moitos homes ruís/ tripanll-a ùn a pelexa…./ Cô diaño lles dé carrexa/ e lles esfule os cadrís….
La condición de poeta –creo yo– lleva implícita la de honestidad y, a la vez, la de espíritu crítico. Nuestro poeta lo fue; sirva de ejemplo un caso ya lejano en el tiempo pero que parece bien elocuente: en su etapa estudiantil en Santiago, en el diario de la tarde “El Ecodo de Santiago” J. Pérez Parallé firmaba un elocuente artículo el viernes 3 de octubre de 1930, mostrando su disconformidad con una de las propuestas que había hecho, en la apertura del curso académico, otro ilustre ferrolano, Carballo Calero. Este, como presidente de la FUE., manifestó que a la universidad debía irse única y exclusivamente a estudiar, proposición que alababa y aplaudía Pérez Parallé, pero también había dicho Carballo Calero –según el artículo firmado por el poeta– que los estudiantes habían de actuar en la universidad a través de una asociación única, la FUE, a lo que Parallé mostraba su total desacuerdo. No hay aquí espacio para reproducir su brillante argumentación.
Queda mucho por comentar, por ejemplo la larga lista de premios, reconocimientos y homenajes que recibió en vida, así como los premios y concursos que llevan hoy su nombre, pero su relación rebasaría con mucho los límites de este breve recuerdo.
Sí hay que señalar que el mar –la mar– fue protagonista de muchas de sus composiciones; pongamos fin a este trabajo con un fragmento de una de ellas: y allí donde el mar se muere –jardín de conchas y arena–, la novia de amores llena, al que quiere aguarda, vestida de triste pena y su llanto –de aguas marinas–, hiere el llanto del mar que cía su cantinela salada.
En la fría estela de espuma que la barca alada va dejando, un cortejo de níveas sirenas, se aleja con ella cantando. Y para quien desee que el final sea en un idioma gallego de muy alto nivel, otro fragmento: Unha louriña/ abella revoa/ sobor do cumio do castro/ chamando/ c-ó fungar d-as aas/ a o esprito celta/ durmido/ n-unha fraga/ perdida no esquencimento/ do remuíño/ d-as augas. l