Muere arrebatado por una ola en el Orzán un menor que no sabía nadar

Muere arrebatado por una ola en el Orzán un menor que no sabía nadar
El cadáver del menor fue recuperado de las aguas del Orzán tras una hora de búsqueda | patricia g. fraga

El primer día de la Semana Santa quedó marcado por la trágica muerte de un menor de edad ahogado en el Orzán. Había cierto oleaje, por lo que se especula con que una onda arrastró al adolescente, de solo 16 años, de origen senegalés y vecino del Agra do Orzán. El suceso tuvo lugar alrededor de las cinco de la tarde, justo enfrente al ambulatorio. Una hora después su cadáver era recuperado de las aguas por los bomberos del Grupo de Rescate Acuático (GRA). Según apuntan los primeros testimonios, la víctima no sabía nadar.

Todavía no existe una versión oficial de lo ocurrido, pero sí ha trascendido que el menor se encontraba disfrutando del día soleado en la playa, en compañía de unos amigos de un club de fútbol juvenil. En un momento dado, la pelota con la que jugaban botó hasta la orilla y cayó al agua. Testigos presenciales apuntan a que varios jóvenes (“tres o cuatro”) de la pandilla fueron a la orilla a por ella y fue en ese momento cuando la ola se llevó a la víctima. Una mujer afirma que cuando el joven estaba en el agua gritó “¡No sé nadar! ¡No sé nadar!”.

Algunos testigos que también contemplaron el suceso confesaron que creían que la víctima estaba jugando. Entonces desapareció bajo las aguas y no volvió a asomar. Uno de ellos telefoneó inmediatamente a los servicios de emergencia, puesto que no hay servicio de socorristas hasta la temporada de verano.

Búsqueda

Al lugar acudió el Helimer de Salvamento Marítimo que comenzó a sobrevolar la zona donde desapareció el menor, así como efectivos del GRA y agentes de la Policía Local y Nacional, que acordonaron el punto, y una lancha de Cruz Roja. Tras delimitar un perímetro en la zona, la búsqueda se sistematizó. En ella ayudó el buen estado de la mar, que se mantenía tranquila excepto por las olas que provocaba el helicóptero con cada pasada que efectuaba.

Una hora más tarde, una mancha oscura delataba la situación del cadáver del senegalés: a tres metros de profundidad, un poco más hacia Matadero de donde se encontraba la última vez que había sido visto con vida, y mucho más cerca de lo que se esperaban los servicios de emergencia, que temían que lo hubiera arrastrado la corriente. “No se veía nada, si no llegar a ser por el Helimer, no lo habríamos distinguido”, señalaron desde A Grela. l

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