Claudia Rojo es pura energía. Desborda ímpetu sobre la pista, pero también en cada una de sus palabras. Desde hace algún tiempo, esa energía está contenida, maniatada por una lesión que la obligó a pasarse la temporada pasada en blanco. Han sido meses de sacrificio, meses de trabajo de rehabilitación, meses luchando contra sus propias limitaciones, pero ahora Claudia Rojo está de vuelta. La fractura en el escafoides de su pie derecho es ya historia y, aunque las molestias propias de la inactividad todavía le pasan factura, la atleta naronesa está física y mentalmente preparada, después de pasar unas semanas en casa, para afrontar su cuarta campaña con la universidad de Wichita State.
¿Cómo se encuentra de su lesión?
De la lesión estoy totalmente recuperada, pero es cierto que cuando volví tenía muchas molestias, porque en todo ese tiempo había perdido masa muscular en la pierna y estaba un poco frustrada porque, a pesar de toda la rehabilitación y de que la fractura estaba curada, se me cargaban los músculos de las piernas, tenía problemas en la fasia, los tendones... por la inactividad. Ahora me encuentro mucho mejor, gracias al trabajo con el fisio he mejorado y casi no tengo problemas, así que voy a empezar a entrenar poco a poco más en serio antes de regresar a Estados Unidos.
Para una persona como usted, que en los últimos años había vivido temporadas muy intensas y activas, ¿cómo ha sido pasarse casi un año en blanco?
Fue muy duro. Al principio quería hacer todo lo que pudiese, incluso me compré una “pata de palo” y tenía un patinete para moverme mejor, porque no podía apoyar sobre la pierna. Hacía bicicletas en el aire, iba al gimnasio para hacer brazos. Un día, saltando “a la pata coja”, de máquina en máquina, apoyé el pie en una pesa y tuve una torcedura de tobillo muy fuerte, pensaron que incluso me había roto algo. En ese momento me dije que me tenía que calmar, porque no me iba a servir de nada. Llega un momento que después de tantas temporadas sin descansar, enlazando una con otra, el cuerpo me pidió tomármelo con más calma.
Usted estudia en Estados Unidos, en Wichita State, con una beca de atletismo, ¿cómo afectó esta lesión a su situación deportiva?
Las becas son de cinco años, pero solo puedes competir cuatro según las reglas de la NCAA, la liga universitaria de atletismo. Así que normalmente los atletas utilizan un año para mejorar sus técnicas. Yo tenía pensado tomarme “libre” el siguiente, este que empieza ahora, con idea de plantear mejor la temporada al aire libre en España e incluso buscar marca para alguna prueba internacional... pero salió así, y cogí el pasado, así que en ese sentido tuve suerte.
¿Se sintió arropada?
Mucho. Tenemos un compromiso con el equipo, así que aunque estuviese lesionada tenía que asistir a los entrenamientos y en ese sentido no perdí el contacto, aunque a veces era duro estar allí sin entrenar. Tengo muy buena relación con el entrenador y me pidió que fuese su asistente, enseñando a otras atletas. Este año nos cambiamos a otra conferencia de más nivel, The American Conference, con mejores universidades como Houston, Cincinnati, Florida, Memphis... Y, aunque estaba lesionada, me llevaron como “manager” para que viese el ambiente y a las rivales. Además, aprovechando mi lesión y la de otra chica que es muy buena en cross, reestructuraron un poco todo e hicieron coger a más gente el año libre para que entrenasen y construir un buen equipo para el año que viene.
Y a partir de ahora, ¿cuál es el plan que seguirá para “reengancharse” a la competición?
Iré poco a poco, a mi ritmo, y cuando note alguna molestia pararé. El año pasado, cuando me lesioné, estaba haciendo muchas cosas extras de impacto. Este año, sobre todo al principio, esos ejercicios tengo que evitarlos o hacerlos en la piscina. Los entrenamientos oficiales empiezan el uno de septiembre y las dos primeras semanas de diciembre tenemos competiciones entre nosotros. No me pongo plazos, iré a lo que pueda el cuerpo, a lo que pueda hacer con mis capacidades, con ganas de mejorar, pero hasta donde pueda. No debería tener problemas para estar bien en esas competiciones, pero si no estoy en forma no pasa nada, me reservaré para las importantes, después de Navidad, cuando empiece la liga.
¿Se puede imaginar cómo se sentirá al volver a las pistas?
No me lo voy a creer. He llegado a soñar que competía, algo que nunca me pasa. Más bien soy de soñar que estoy en la pista, intento correr y no puedo. Pero hace un par de semanas soñé que hacía un 100 metros lisos y me sentía rápida y todo –risas–. Así que cuando vuelva a ponerme los clavos y la equipación sé que será muy emocionante y estaré muy nerviosa. Realmente tengo muchas ganas.