La reforma del mercado de Caranza se incluirá en el presupuesto del año que viene, en donde habrá un millón de euros para comenzar con las obras en la parte que afecta más directamente a los placeros. Estos no tendrán que abandonar el edificio para trabajar en una nave provisional, ya que se desplazarán al piso de abajo y podrán seguir con la actividad habitual.
El arquitecto encargado del proyecto, Vicente Fernández Couto, explicó ayer a los afectados y a los vecinos interesados sus planes para el edificio, que pasan por mejorar su accesibilidad, organizar y potenciar los puestos y hacer reparaciones con el objetivo de que sea un mercado “moderno pero que respete vuestro funcionamiento”. Couto acudió al Centro Cívico junto con una representación del gobierno local (los ediles Beatriz Sestayo, Felipe Sas y María Fernández, junto con el asesor Germán Costoya) para detallar unas obras que incluyen, en fases sucesivas, la posibilidad de instalar una escuela infantil, ceder un espacio al Galicia de Caranza y ubicar también un centro de hostelería, entre otros usos de unos locales complementarios que no quieren quitarle protagonismo al mercado de abastos, que tiene que ser “el corazón” del edificio.
La reforma actuará sobre la fachada, la cubierta y la estructura, para crear una envolvente perfectamente aislada. A mayores, se abrirán accesos peatonales y rodados que ayuden a que “el edificio sea permeable y quede comunicado con todo el barrio” y que enlacen la avenida de Castelao y la calle Ruiz de Cortázar. De hecho, desde ambas habrá acceso al aparcamiento trasero, donde se mantendrá la actual zona verde.
En la parte delantera se eliminará el estacionamiento en batería para favorecer el tránsito de peatones, aunque se facilitará para carga y descarga. Ya en el interior, los puestos se reagruparán en la parte superior y se organizarán de forma que sean “abiertos, lo más iluminado posible y que la gente con un simple vistazo se ubique”. En la planta baja estará ubicado el espacio para las basuras, un vestuario, cámaras de uso común (además de las que se dispondrán para cada puesto), un local multiusos y zona de oficinas.
Los placeros se preocuparon en sus preguntas por la ubicación de las cámaras frigoríficas, por la creación o no de una gran área comercial y también hubo quien reclamó que se mantuviera el aparcamiento en línea en la parte delantera. Además pidieron que la actuación se haga por fin, después de años de promesas.
La teniente de alcalde, Beatriz Sestayo, confirmó que el mercado se incluirá en los presupuestos el año próximo y aseguró que la reforma supondrá “un auxe na planificación deste barrio, que se construíu pensando na vivenda e non en determinados servizos”. La inversión en esta obra será de 2,2 millones de euros, que se repartirán en tres años, según explican desde el Concello.