Esta campaña, el Somozas parece condenado a sufrir, y mucho, en cada partido. El cuadro que dirige Míchel Alonso continúa superando con más o menos tino todos los contratiempos que le salen al paso ya sea en forma de lesiones o, como ayer, afrontando durante una hora el partido ante el Celta B con un jugador menos tras la expulsión, en el minuto 29, de Fiuza. Dadas las circunstancias, el escenario –el choque se disputó en Balaídos a pesar de que los de Ferrolterra pretendían que fuese en Barreiros– y el adversario –un equipo que esta campaña está riendiendo a gran nivel–, el punto rescatado, si bien insuficiente para abandonar la zona baja de la tabla, sí deja un sabor dulce a los somocenses.
El Celta B trató de llevar las riendas del encuentro desde los primeros minutos de juego. Ese control en el centro del campo permitía a los locales organizar su juego ofensivo ante un Somozas bien plantado, ordenado atrás, que se defendía e intentaba salir a la contra con velocidad. A pesar del dominio, los olívicos no crearon ocasiones claras, y sus disparos se marcharon siempre lejos del alcance del meta Reguero.
Reacción
El Somozas le fue perdiendo el miedo al partido y comenzó a estirarse, llegando con cierto peligro al área de Óscar Santiago, sobre todo a balón parado. La mejor ocasión para los de Míchel Alonso llegó en el minuto veintiséis, cuando Stefan sacó un córner y el remate de Fiuza lo despejó el guardameta vigués con muchos apuros.
Minutos más tarde llegó la jugada que pudo ser clave en el desarrollo del partido, al ver Fiuza la segunda amarilla al tratar de cortar una contra de Borja Iglesias. Hacía solo seis minutos que el jugador había sido amonestado una primera vez, por lo que esta nueva cartulina lo llevó precipitadamente al vestuario.
A pesar de jugar con superioridad, el Celta B continuó cometiendo los mismos errores que había tenido en los minutos anteriores. Los de Fredi trataban de canalizar todo su potencial ofensivo por el centro, lugar en donde el Somozas se encontraba más cómodo, con lo que los visitantes no tuvieron problemas para sacarse de encima el peligro.
Los vigueses se bloquearon al no lograr abrir el juego a las bandas, con lo que la sensación de peligro fue mínima. Nadie se atrevía a disparar. La jugada más incisiva de los de casa llegó en el minuto 66, cuando Julio disparó con fuerza y el balón se estrelló en el palo.
Tampoco los cambios solucionaron demasiado en el Celta B y la segunda parte se fue consumiendo entre la ansiedad local por ver puerta y la cada vez mayor comodidad del Somozas, que iba ganando minutos al crono en su impecable tarea defensiva. De hecho, los visitantes tuvieron una última ocasión al contraataque que pudo desequilibrar un marcador que, finalmente, no se movió. Un punto, con sabor a algo más, de un Somozas que continúa dando una buena imagen a pesar de que todas las adversidades.