Lo complementario resta

La semana pasada se generó una gran polémica después de que un oncólogo de Girona denunciase por Twitter la muerte de una mujer joven que, tras ser diagnosticada con un cáncer de mama, renunció a los tratamientos convencionales para seguir los consejos de un curandero. Finalmente llegó al hospital con el pecho totalmente infectado y podrido, falleciendo un par de semanas después a causa de una metástasis. Ahora se está estudiando la posibilidad de denunciar al curandero por un posible caso de intrusismo profesional.
Este por desgracia no es un caso aislado. Muchos pacientes optan por terapias no convencionales a la hora de enfrentarse con un cáncer, sin saber muchas veces que con eso reducen sus opciones de supervivencia en gran medida. Hasta cinco veces más posibilidades de morir en algunos casos, como el cáncer de mama. Así lo expusieron el año pasado en la Universidad de Yale en un estudio que analizó casi 850 casos de pacientes con cáncer.
Pero no solo aquellos pacientes que optan por estas terapias están en riesgo. Aquellos que deciden combinar los tratamientos convencionales con otros que no están avalados por estudios científicos pueden llegar a duplicar su riesgo a morir, como se desprende en un nuevo estudio recientemente publicado en la prestigiosa revista JAMA y cuyos investigadores son también de la Universidad de Yale.
¿Pero si la mayoría de estos tratamientos son inocuos por qué sucede esto? Pues porque muchos de ellos en el fondo no lo son tanto, y pueden llegar a interferir con los tratamientos convencionales. Pero sobre todo porque, aunque en un principio estos pacientes pueden combinar ambos, lo cierto es que a la larga algunos terminan renunciando a otras terapias prescritas o tratamientos propuestos por sus médicos pensando que con los complementarios serán capaces de sobrevivir.
Tanto es así, que según este reciente estudio hasta dos tercios de los pacientes creen que las pseudoterapias complementarias prolongarían su vida y hasta un tercio que curaran su enfermedad. La realidad es muy diferente. Analizando los casos de aquellos pacientes que no abandonaron los tratamientos convencionales y emplearon este complementarios, resulta que no lograron ninguna mejora de supervivencia respecto a aquellos que solo emplearon los convencionales, no obteniendo ningún beneficio.
 

Lo complementario resta

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