Calma con el coronavirus

n los últimos días parece que la palabra coronavirus se ha puesto de moda. A finales de 2019 se notificaban los primeros casos de un nuevo brote epidémico causado por una cepa de esta familia de virus en la ciudad china de Wuhan. Poco a poco aparecieron nuevos casos que motivaron que el gobierno del país asiático pusiera en cuarentena a esta ciudad. En 2002 un brote de otro coronavirus, en aquel caso el responsable del síndrome respiratorio agudo severo o SARS, dejó cientos de muertos antes de ser contenido a mediados de 2003. 
Genéticamente hay una similitud de hasta el 70% entre las dos cepas. Ambas se cree que tuvieron su origen en murciélagos. Y en las dos la forma de contagio es similar, a través del contacto de persona a persona, esparciendo el virus al toser o estornudar. Sin embargo, por el momento la mortalidad de este nuevo coronavirus está lejos de ser tan grave como la del SARS. Hasta ahora han fallecido 80 personas de los más de 3.000 infectados, lo que supone apenas un 2,5% y los especialistas señalan que como mucho puede llegar al 4%, mientras que el SARS tuvo una mortalidad del 10% y otros brotes de coronavirus como el síndrome respiratorio de Oriente Medio o MERS alcanzaron el 36%.
Para poner todo un poco más en contexto, el sarampión ocasionó la muerte en 2017 de 110.000 personas en todo el mundo. Y cada año la gripe común es la causa de fallecimiento de entre 250.000 y 500.000 personas, llegando en 2018 a superar el millar de muertes en España. En todos estos casos, incluido el nuevo coronavirus, los colectivos más vulnerables son similares: personas mayores, con enfermedades crónicas, con diabetes avanzada, enfermedades respiratorias o cáncer.
¿Debemos despreocuparnos entonces de este brote? Ni sí, ni no, ni todo lo contrario. En los últimos años viajar de una punta del planeta al otro es más fácil que nunca. Viajan las personas y con ellos viajan también estas nuevas enfermedades. Ya ha pasado con el SARS y ahora se está intentando evitar, pero no parece sencillo. Canadá, Australia, Camboya, Francia o Estados Unidos entre otros ya han confirmado casos en sus fronteras. Se ha de ser precavido, pero tampoco caer en una histeria. Por desgracia cada vez estos brotes parece que serán más habituales y hemos de empezar a saber gestionarlos con cabeza fría. En estos casos, la calma es nuestra mejor aliada.

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