TIMO A LA VISTA

Hace un par de días recibí una llamada que, a los cinco segundos de sonar, mi móvil bloqueó por estar calificada por los amigos internáutas como llamada negativa. Busqué a través de internet a quién podría corresponder dicho número, encontrando un sustancioso comentario sobre el mismo, escrito nada menos que hace cuatro años. “¡Cuatro años, me dije, dando la vara!” “¿A cuánta gente habrán timado para que les cunda el negocio tanto?” Seguro que a no pocos ciudadanos, aquellos menos informados, menos cautos, quienes menos medios tienen para defenderse de todo tipo de engaños, tan fáciles de practicar en un país proclive al cuento, al pillaje y al saqueo “con la garantía del Estado”, como ya denuncié en alguna ocasión y días atrás corroboró la abogada del estado que profirió en la vista de la infanta que lo de que “Hacienda somos todos” no es más que un slogan publicitario, dando a entender como segunda lectura que lo es para credulidad y seguimiento de los más idiotas  puesto que listos y élites, la burlan.
Resulta que el número telefónico en cuestión corresponde a un supuesto despacho de abogados y sobre el mismo dice el escrito: “Cuidado; se dedican a enviar cartas en plan masivo, reclamando pagos por algo que no es cierto”.
Totalmente veraz esta afirmación. Les cuento: la asociación de la que soy secretaria recibió, por correo postal, varias cartas procedentes de ese mismo despacho, reclamando en nombre de la operadora Movistar una deuda de 25 euros. Por toda forma de contacto, un número de teléfono y una dirección electrónica. Cumplidamente notifiqué por mail que era nueva, que mi antecesor había fallecido llevándose con él claves y contraseñas por lo que no podíamos acceder a la factura electrónica pero que, por favor, nos enviasen duplicado de la misma y procederíamos a abonarla de inmediato. 
Por toda respuesta, otro carta como la primera.  Y yo reenvío mi mail pero como había transcurrido tiempo y pude recordar, añado que para abonar la supuesta deuda reclamada habrán de aportar primero duplicado de la factura no satisfecha, toda vez que durante el período facturado dicho número telefónico había estado inactivo, apagado y fuera de cobertura metido en un cajón, esperando la designación del nuevo usuario.
Pues nada, mutis total. Un cruce más de correspondencia, en la que me superé ya subrayando en fosforito las partes más relevantes del mail y a continuación, lo que llegaron fueron los telefonazos, a cualquier hora. Bloqueado el número, accedieron al mío privado; bloqueado también, recibo un amenazante mensaje para que les llamemos por teléfono. Prosigo con el escrito.
“Se escudan en que aparentemente son abogados para darle un toque de seriedad al asunto, pero no dejan de ser unos personajes que compran bases de datos a grandes empresas y mandan luego esas cartas reclamando pagos, siempre pequeñas cantidades por lo que muchas veces la gente no se complica y las ingresa sin plantearse siquiera si es cierto o no lo que se les reclama”.
“Si el cliente decide informarse y les telefonea, escuchará un tono de voz alto y unos términos agresivos empleados para amedrentar al interlocutor, quien acaba reculando y abonando la cantidad reclamada. Un timo”.
“Tienen información de todos los abonados a todas las operadoras telefónicas”. Sigo suscribiendo todo de pé a pá. “Y no es legal que terceros tengan información nuestra facilitada por las compañías con las que contratamos” Las demandas son escasas y aunque pierden, las multas son escuálidas para el ingente negocio que les proporciona hacer caso omiso. “La gente inocente, víctima de sus cartas y llamadas coercitivas, agobiada acaba pagando la cantidad exigida como supuesta deuda”.
Resumiendo: Jamás se os ocurra atender a esa empresa (Corporación Legal) y mucho menos llamarles (902733971) pues además de ser un 902, no pararán de enviar sms, también. Doy fe de ello. Pero no sólo llevan cuatro años; el amable informador encontró que llevan desde 2001, más o menos, por lo que les va bien la extorsión esta de cobrar por lo que no demuestran que se les debe (el caso de mi asociación, por más que les pedía un simple duplicado para no sólo comprobar la veracidad de lo reclamado sino para incorporar a la contabilidad de la entidad). 
Termina su escrito pidiendo difusión para terminar con esto. Pues para quienes no se manejan en internet ni por las redes sociales, aquí va, a través de la prensa-papel, en pro de su difusión y que circule el boca a boca.

TIMO A LA VISTA

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