No me creo nada

No me creo que Obama le haya dicho  a Rajoy con conocimiento de causa que “muy bien esas políticas económicas” y si lo dijo, maneja información falsa.
No me creo que aplauda la política económica  de unos gobernantes, estos y los de antes, que permiten robar a sus ciudadanos con la energía eléctrica, que incremente con nocturnidad la base de cotización a la Seguridad Social cuando los sueldos de la clase media (motor del consumo y de la vidilla económica de un país) están al nivel del asiático plato de arroz como medio de pago, que justo en este escenario de empobrecimiento implante el copago farmacéutico, que intente silenciar por ley el movimiento social que ha evitado lanzamientos de la vivienda por desahucio debiendo un par de meses al mismo banco que condona millones de euros a unos partidos políticos cuya contabilidad en el apartado de gastos no aguanta una inspección si no está disimulada bajo epígrafes genéricos los  verdaderos destinos de los dineros; que deviene en restricciones a la industria y que, cando lle peta, no mide la inseguridad jurídica a la que aboca a esos mismos inversores en cuya busca fue el presidente español a EEUU.
Para ejemplo, el llamado parón de las eólicas después del desembolso efectuado por unos inversores llevados por una legislación favorable, la supresión de las primas al desarrollo de esta tecnología que se percibían y un concurso (caso autonómico) dejado sin efecto de un gobierno para otro. No digo yo que no esté bien decidido aunque sólo en lo que respecta a que somos excedentarios en energía eléctrica y esta, una vez producida, no se almacena pero aunque quede mucho camino por recorrer, especialmente en el campo del almacenamiento para hacerla gestionable, el futuro pasa por la energía renovable salvo que nos hayamos vuelto locos antes; que puede ser y para muestra, un caso cercano: a propósito de suscitarse la ampliación de la central nuclear de Hinckey Point, al sur de Reino Unido, los promotores exigen lo que se llama una “garantía de precio” por los kwh producidos por la energía nuclear.
Quieren que se les abone un 50% más que  a la producida por la eólica marina. Los muy listos invierten sacudiéndose la competencia de encima y con garantía de precio a percibir de los contribuyentes ¡de quién si no! ya que a mayores, como la nuclear tiene que estar funcionando las 24 horas, esa mayor producción de kwh supone una barrera infranqueable al desarrollo de las energías renovables, las cuales necesitamos no solo para reducir la dependencia de los países en conflicto sino para no vernos arrastrados por estos grandes lobbies existentes que pretenden la garantía de la explotación nuclear ejerciendo presión y provocando parones de todo tipo ya que o hacen negocio con las nucleares o bien lo hacen con las guerras.
Pura competencia desleal con permiso del Estado frente a otras fuentes de producción eléctrica; es el contenido de la demanda interpuesta por la Asociación de Renovables Europea para no caer en la situación de Finlandia, inundada de kwh nucleares impidiendo la instalación de renovables.
Todo lo contrario de lo que impulsa la administración Obama, de quien tampoco me creo que aplauda que las eléctricas nos atraquen con la anuencia del Gobierno: un 70% de la factura eléctrica lo componen los gastos en donaciones, campañas electorales, mamandurrias varias y sueldos de impresentables como Felipe González, quien deja el cargo no por una cuestión de ética sino porque se aburría.
El 30% restante, invariable a pesar de la climatología que haga, es como una cesta de verduras: tomates (renovables), pepinos (carbón), calabazas (nuclear), lechugas (cogeneración)...; de 1ª, de 2ª y podres por el medio (el agua y el viento no cuestan  y la nuclear está amortizada) y por toda la cesta, con la intervención del Estado nos saquean por el mayor precio posible vendiéndonos los tomates podres a precio de 1ª mientras que a igual consumo, en USA pagan el 75% menos.
Así pues, no me creo nada, pero nada, que Obama aplauda unas medidas económicas que a día de hoy llevan al país a la ruina, salvo que los medios informativos y el presidente Rajoy, que no habla inglés, confundan aplausos con collejas y no aprecien la retranca americana.

No me creo nada

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