Cuestión interna

No es “una cuestión interna de partidos”, como rezaba ahí atrás uno de los muchos titulares periodísticos a propósito de la actual refriega socialista ferrolana. Esta agrupación está en refriegas por lo menos desde 1.988 y siempre por lo mismo: fricciones por el descontento con unas direcciones que, tras haber ganado en asamblea empleando malas artes, se aferran al cargo utilizando todo tipo de argucias y trampas en una ecuación que no falla; a mayor mediocridad del equipo dirigente, menor juego limpio.
Además, es falso que sean “cuestiones internas que a la ciudadanía le importan un bledo”, como alguien sostiene vivenciando un peculiar canto del cisne, porque la ciudadanía debe interesarse por la trayectoria personal y profesional de quien aspira a mangonearnos (a servirnos, dicen ellos) y discernir sobre quien llega por méritos propios para desempeñar la ocupación a la que aspira, contrastados con la experiencia y obtención de resultados prácticos y no exhibiendo un simple currículum con datos engañosos (por ejemplo, presumiendo de ser juez cuando lo que se ha sido es juez sustituto, que puede serlo aquel licenciado que aún siéndolo reciente y sin tener ni puta idea, se apunta en una lista para que, por razones extraordinarias, se pueda tirar de ella y, por ejemplo, cubrir puntualmente una vacante. Por cierto, así estaba cubierto y lo estuvo muchos años más, el juzgado de Corcubión cuando le cayó el Prestige...) y explotándose cual foto de almanaque, con un mero bagaje de soflamas y recursos dialécticos cargados  de inexactitudes.
Para un observador medianamente informado resulta bochornoso comprobar cómo hay quien basa su estrategia política en mentir o decir chorradas, según la trascendencia del aserto y su influencia en el interés general. Por suerte pertenece a la segunda categoría el afirmar del adversario político “que no tiene más carrera profesional que vivir de la política” cuando el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, es un funcionario de carrera, de la Administración autonómica perteneciente por oposición al Cuerpo Superior de la Administración general y me parece recordar que con el número uno. De lo que no dudo en absoluto es de que dada su juventud y seriedad en el trabajo, había dejado impactados a los miembros, ocho en total, del Cuerpo de Interventores  Generales del Estado e Inspectores de Hacienda que en aquel momento estaban en comisión de servicios al servicio de la Administración autonómica.
Hay que ser serios en el ejercicio de la oposición. No se puede engañar a la ciudadanía diciendo que un alcalde “machaca a la ciudad” utilizando argumentos que están fuera del ámbito de su gestión,  silenciando en cambio razones de las que sí se le puede responsabilizar como es adelgazar el gasto público en el capítulo de personal que por una  razón u otra resulta improductivo porque ha decidido voluntariamente no dar pancada, estar con un par de vinos encima, no ser resolutivo y dar que hablar en toda España de que esa oficina no funciona y tarda tres años en dar una licencia municipal para un negocio que al final, amparándose en una coletilla que le exime de toda responsabilidad, no aguanta una auditoría externa ni energética no constructiva ni nada. Un desastre que incide directa y muy negativamente en la ciudad y sin embargo, como esta medida no seria aplaudida por los sindicatos o ni sabría cómo atar esa mosca por el rabo, mejor se le acusa de no promover el comercio, como si del alcalde dependiera que por falta de ventas y el aumento del IBI los comerciantes se vean abocados al cierre y probar mejor fortuna a través del e-commerce.
Del PSOE, como de cualquier otro partido, interesa saber siempre quien es cabeza de lista porque ese sale, seguro, y encima de pagarle el sueldo seremos (visto lo visto) más víctimas que beneficiarios de su gobierno. Así pues, a la luz del expediente abierto por la ejecutiva local a la intachable portavoz municipal socialista, a la ejecutiva federal del PSOE le preguntaría si para dirimir a quién apoya va a guiarse una vez más por la fórmula “tantos votos tienes, tanto vales” con la que a tanto impresentable se ha respaldado como dirigente, habiendo así llegado a las cotas de impopularidad que las encuestas y la propia desafiliación confirman.

 

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