Más pobres, menos clase media

La Ley Celáa es un nuevo clavo para el ataúd del “ascenso social”, porque junto con otras medidas de este gobierno progresista que progresa hacia atrás- taponará definitivamente algo que la Dictadura de Franco propició, y fue el ensanchamiento de la clase media, gracias a que los hijos de los obreros -por su preparación, por su entusiasmo y su inteligencia- ascendían en la escala social, convirtiéndose en profesionales o pequeños empresarios.

Sin ese ensanchamiento de la clase media, hubiera sido imposible la Transición, porque una sociedad donde hay una brecha entre unos pocos ricos y muchísimos pobres es carne de populismo, de revoluciones y de conflictos sociales llenos de odio.

Con Franco te jugabas la vida, si estabas afiliado al Partido Comunista de España, pero la reválida de sexto o el Preu, igualaba a ricos y pobres, y tanto los hijos de los burgueses que habían asistido a colegios de élite, como los que habíamos estudiado en los Institutos de Enseñanza Media, nos sometíamos a un tribunal, donde no cabían las recomendaciones, ni influía la fortuna o el escaso salario de los padres.

Esa igualdad la quiere convertir Celáa en una hipérbole surrealista, creyendo que rebajando las exigencias, favorece a los modestos, cuando sucede todo lo contrario, y es que tendremos a licenciados en Derecho conduciendo taxis o sirviendo copas, si es que queda algún bar abierto en España. Los hijos de los ricos, aunque hayan salido tan analfabetos funcionales como los hijos de los pobres, tendrán recursos para barnizar su incompetencia con cursos de lujo y másters cosmopolitas.

Añadan a ello la subidas de impuestos “a los más ricos”, o sea, a la clase media empobrecida, y en ese panorama que generará un paro cercano a los cinco millones, cinco -y ojalá me equivoque, porque tengo hijos- el proletariado se ensanchará y la clase media, en su descenso, ayudará ese ensanchamiento. Gracias Celáa. Un fascista no lo hubiera hecho mejor.  

Más pobres, menos clase media

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