Resacón en O Pino

Después de la resaca, luego de ir ganando “postilla” las heridas,  viene el resacón. Y el personal, entre asombro y risas, observa el panorama. Lo que sucede es que las risas a veces anuncian la  tragedia. 
Ahí tenemos al señor Casado que decide dar un paso al centro para cargar las tintas sobre su socio Vox que añade a lo de “derecha cobardita” el color azul. 
El señor Rivera se queda en un liberal de centro después de recorrer buena parte del escenario y hay cierto temor de que el PSOE vuelva virar al centro izquierda mientras 
Podemos cambia el asalto al cielo por un lugar en la mesa terrena de las decisiones.
Y, dirá usted: ¿Qué piensa el personal que con sus votos le dio la confianza a la izquierda y, al tiempo, envió un recado nítido sobre la cuestión catalana: hay que sentarse y resolver?
Y es que además las cuentas superan a los cuentos. El resultado de las elecciones fue claro: ganó la izquierda y los ciudadanos añadieron otro mensaje: busquen soluciones en el conflicto catalán. 
En esa línea están los sindicatos de clase y –por si hubiera dudas– los que se arremolinaron ante la sede socialista repitiendo una y otra vez: con Rivera no. Un chiste-editorial de El Roto (diario “El País”, viernes 3) que es un mensaje claro a Sánchez, filosofa: “Cuando el líder se dio la vuelta para cambiar de dirección, los que le seguían le arrollaron…”.
El resacón llegó a O Pindo, donde Feijóo llamó a Vox, antes su socio, juguete de Sánchez. Otra parida. Al PP de Casado-Feijóo lo echaron las tres “c”: la corrupción del PP (¿no se enteró de lo que pasaba, señor Feijóo?) la crisis que asoló a la clase media y dejó fuera del sistema a los pobres (Feijóo fue uno de los campeones en recortar durante la crisis) y Cataluña, una parte de Galeuzca. 
Y está la prueba del nueve: ¿Quién quiere un PSOE escorado a la derecha? Pues Moody’s una agencia de calificación, multada en Estados Unidos y expulsada de Portugal calificándola de “terrorismo económico”, parte de la banca española e importantes empresas del Ibex-35 beneficiadas durante años por la derecha. 
Esa derecha –la de la plaza de Colón, con el PP del brazo– que teme por un gobierno como el portugués o como ya funciona en Valencia de nuevo con el respaldo de los ciudadanos. 
En O Pino Feijóo pidió perdón. Y tiene que cumplir la penitencia.

 

Resacón en O Pino

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