El desguace

uién les iba a decir a los flamantes senadores, después de tanto cascarles que el Senado no valía para nada, y que era como el desguace de la política, donde iba a parar toda la chatarra que ésta generaba en sus cargos, relevantes o irrelevantes, que se iban a erigir en los salvadores de la democracia y el armazón territorial de este país. A ver ¿quién? Pues ya lo ven. Una ristra de culos agradecidos, que las más de las veces sólo iban a roerle el forro a los asientos del Senado, tienen ahora el privilegio de salvar España de sí misma, por encima del Poder Judicial, Fiscal y policial. ¡Con un par! Bueno, casi. Porque si deciden por mayoría absoluta del Partido Popular, aplicar el más que magreado artículo 155, dejarán en manos del Gobierno y Rajoy, hacer lo que les salga de allí con él, porque son los que mandan. Mientras, el fiscal general de la cosa afila la guadaña para rebanar la corbata a Puigdemont “cuando le parezca oportuno”.
 

El desguace

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