En una de las veces que zapeé para ver como coño iba el debate de los cinco jinetes del Apocalipsis (tampoco era cuestión de chuparlo entero), va el Sánchez y larga: “Voy a traer a Puigdemont a España”.
¡Joder, joder, me quedé de piedra! Pero enseguida me rehice y di: ¡Puchi, date por jodido! Entonces estaba convencido de que, con lo pesado que es el muchacho ests, iba a ir en persona a buscarlo a Waterloo, y lo iba a traer agarrado por una oreja y a collejazo limpio, con dos cojones.
Pero no; la cosa no es como me la imaginaba. Pedro Sánchez quiere por su parte, que a Puigdemont lo traiga la Fiscalía General del Estado, y le ha dicho a esa cosa que pida la extradición del Puchi, además de lo que haga el juez Marchena por su propia parte. Y es que a Sánchez le gusta tocar todas las partes, pero no que se las toquen a él.
Ya lo demostró cuando no quiso pactar con Unidas Podemos una coalición de gobierno (cosa que ahora tampoco quiere y a saber por qué, si es por lo mismo que nunca supimos o por otra cosa), y nos embarcó en otras nuevas elecciones.
Pero esta vez ya tiene claro un programa de gobierno: Va a traer a Puigdemont. Eso si le dejan los jueces belgas.