Las cuentas del Gran Capitán

los socios de la coalición de gobierno siguen negociando el borrador de Presupuestos Generales del Estado para 2021. Fuera ya de los plazos constitucionales y después de varias prórrogas de las cuentas del PP, socialistas y podemitas siguen aún discutiendo sobre gastos e ingresos. Un anteproyecto que podría estar listo, según distintas fuentes, en unos días y que después tendrán que negociar con otros grupos para su aprobación definitiva en las Cortes allá por enero. Lo que sí hemos conocido el jueves pasado es el Plan Presupuestario que el Gobierno ha enviado a Bruselas. 
Un documento tan largo como tan lleno de previsiones fuera de la realidad. Ni la caída del PIB este año, ni la subida de 2021 están en línea con el consenso general sobre la evolución de la economía española. La última estimación conocida, la del FMI, sitúa a España como el único país que se quedará descolgado de la recuperación. Aún así el Gobierno, en un alarde de optimismo inexplicable, estima una caída este año del 11,2% y una subida en 2021 de entre el 7,2% y el 9,8%. Pero, no es la única ensoñación. Ni el volumen de deuda, ni el de déficit cuadran. Ni siquiera se explica muy bien de dónde saldrán los 33.000 millones más que esperan recaudar.
Nos dijeron que la crisis económica apenas tendría consecuencias y que, en todo caso, nadie se iba a quedar atrás gracias al escudo social. Sin embargo, la tardanza en tomar medidas sanitarias implicó medidas duras en materia económica, pero también tardías y mal encaminadas. De hecho, las cosas se torcieron en el segundo trimestre hasta el punto de que el PIB registró una caída histórica del 22%. Entonces, llegó el verano y el propio presidente nos dijo que el virus había sido derrotado y que la recuperación económica estaba en marcha. 
Una retahíla de eslóganes que se compadecen poco con la realidad. Cientos de miles de empresas agonizan, han vuelto con crudeza las colas del hambre y millones de trabajadores, familias y jóvenes ven como se desvanece su presente y su futuro. Aún así, el Gobierno sigue instalado en la más absoluta irrealidad, con el virus descontrolado, las cuentas públicas desbocadas y un programa populista de ruina. Sólo nos queda la esperanza de que en Europa salten las alarmas y las exigencias para la entrega de fondos venga realmente condicionadas a reformas que reconduzcan la economía española a la senda de la realidad, la moderación y la modernización.  

Las cuentas del Gran Capitán

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