El Banco de España detectó un incremento de 0,2 puntos en el porcentaje de hogares que no habría podido cubrir su gasto esencial entre finales de 2020 y finales de 2023, hasta situarse en el 7,2%, un aumento que sería algo mayor para las familias de menores rentas.
Según se desprende del informe anual del Banco de España, publicado este martes, pese al mayor aumento de la vulnerabilidad en los hogares con menores rentas, las ayudas desplegadas en forma de transferencias a los hogares con rentas bajas, el alza puntual de las pensiones no contributivas, la subida del salario mínimo interprofesional, la introducción del ingreso mínimo vital (IMV) o la reforma del Código de Buenas Prácticas habrían contribuido a amortiguar los efectos adversos que la subida de tipos de interés y la inflación podrían haber tenido sobre los hogares de menores rentas.
En todo caso, el informe refleja un crecimiento de los hogares que no podrían cubrir su gasto esencial. De cara al futuro, suponiendo que los tipos de interés evolucionan en línea con las expectativas del mercado y que las rentas y los precios de los bienes y servicios avanzan según lo contemplado en las últimas proyecciones macroeconómicas del Banco de España, el aumento del porcentaje de agentes vulnerables en 2024 sería limitado.
En cualquier caso, el Banco de España advirtió de que la materialización de determinados escenarios adversos sobre el crecimiento económico podría producir un deterioro más acusado del previsto en la situación financiera de los hogares y las empresas.
Asimismo, el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos alertó de que, en caso de que los tipos de interés de política monetaria se redujeran en menor medida que en el supuesto actual, el alivio que supondría sobre la presión financiera de los agentes endeudados sería menor.
La literatura académica apunta a que unos niveles de desigualdad demasiado elevados pueden incidir negativamente no solo en el grado de cohesión social, sino también en la capacidad de crecimiento de la economía.
En los últimos años, en un contexto de fuerte dinamismo del empleo, la desigualdad de la renta disminuyó de forma significativa en España. No obstante, se observan algunas bolsas de vulnerabilidad en determinados colectivos, que estarían relacionadas, en gran parte, con dificultades de acceso a la vivienda.
En términos generales, la mayoría de las dimensiones de desigualdad siguieron un patrón muy similar en los últimos años, si bien aumentaron de forma apreciable en 2020, con el estallido de la crisis sanitaria, aunque se corrigieron intensamente a la baja desde entonces.
A ello habría contribuido, principalmente, el notable vigor que la actividad y el empleo mostraron en España desde 2021. Los últimos datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE apuntan a que la desigualdad de la renta en España se habría situado en 2022 en niveles muy similares, e incluso inferiores, a los observados antes del comienzo de la crisis financiera global.
El informe del Banco de España apunta a que las dinámicas que se registraron en el mercado español de la vivienda desde finales de la primera década del siglo XXI, aumentaron la desigualdad de la riqueza. De hecho, la proporción de riqueza en manos de los hogares más ricos subió en las dos últimas décadas.
En particular, en 2002 el 43% de la riqueza neta total de la economía en manos de los hogares españoles se concentraba en el 10% más rico de la población, mientras que este porcentaje era del 54,3% en 2020. En cualquier caso, este es un porcentaje significativamente más reducido que el observado en otros países. En el contexto mundial, por ejemplo, en 2021 el 10% más rico poseía el 76% de toda la riqueza.
Cuando se analiza la composición de la riqueza por grupos de hogares, se detecta que, tras esta mayor concentración y desigualdad de la riqueza neta en España, se encuentra una menor acumulación de riqueza inmobiliaria en los segmentos más bajos de la distribución de la riqueza.
En este sentido, se observa cómo desde 2011 la proporción de hogares propietarios de su vivienda principal cayó diez puntos, un retroceso mucho más acusado en el caso de los hogares más jóvenes –de 33 puntos– y en el de aquellos situados en el margen inferior de la distribución de la riqueza –de 20 puntos–.
Según el Banco de España, abordar los retos que se derivan de la existencia de ciertas bolsas de vulnerabilidad entre los hogares españoles requiere de la actuación de las políticas públicas en dimensiones diversas, de cara, por ejemplo, a reducir la elevada tasa de paro estructural y corregir los desajustes entre la oferta y la demanda en el mercado de la vivienda, así como a reforzar la calidad del sistema educativo y favorecer la acumulación de capital humano.
Además, algunos estudios ya han apuntado a que existe margen para mejorar la integración del IMV, de las distintas rentas de subsistencia locales y regionales y de las prestaciones asistenciales por desempleo a fin de incrementar su eficacia y eficiencia.