A Raquel Rodriguez (Pontevedra, 21 años) le encanta comunicar y su sueño es ser directora de cine. Cursa el Doble Grado de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidade de Santiago de Compostela (USC), pero habla de manera fluida francés y su plan era realizar el cuarto curso en Rennes (Francia) mediante un acuerdo de movilidad. Algo que se planteaba desde pequeña.
Sin embargo, un mes antes de partir a su destino, le diagnosticaron Linfoma de Hodking en estadio dos. Y desde entonces, nada de lo que había planeado se cumplió.
Según los datos del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer, en 2021 se diagnosticaron 1.298 casos de linfoma de Hodgkin en España. Se considera entonces una “enfermedad oncológica relativamente infrecuente”, ya que supone el 20% de todos los linfomas, cánceres que comienzan en los glóbulos blancos.
El pico de incidencia de la enfermedad se produce al comienzo de la edad adulta (entre los 15 y los 35 años). Rodríguez fue diagnosticada a los 20.
En esta entrevista en SaludIdeal cuenta cómo ha sido todo su proceso, desde el diagnóstico inicial a la actualidad.
¿En qué momento te diste cuenta de que algo iba mal?
Me noté un bulto en el cuello pero nunca pensé que fuese algo malo. Un amigo que estudió fisio un par de años me dijo que no era normal y esperé a una consulta que tenía para ver los resultados de una analítica antes de irme de Erasmus.
En esa consulta le comenté al doctor lo del bulto y vi cómo se le cambió la cara, llamó a su compañera y me mandaron a Urgencias. Desde el primer momento me dijo que creía que era un Linfoma de Hodking.
¿Sabías lo que era o tenías algún familiar cercano que lo hubiese padecido?
En mi familia nadie padeció ni padece ningún tipo de cáncer. Sabía lo mismo que todo el mundo, que con la quimio se pasaba mal, pero nunca imaginé lo que estoy viviendo ahora.
Estabas a punto de irte de Erasmus y el diagnóstico te lo impidió.
Yo nunca perdí la esperanza y en todo momento pedí justificantes para el papeleo del Erasmus a Francia, pero cuando aún me estaban haciendo pruebas, la doctora me dijo que fuese lo que fuese iba a necesitar un tratamiento y que no me podía ir.
Fue un shock porque era mi sueño desde pequeñita y tenía todo organizado y pagado. En dos días tuve que cambiar la matrícula para la USC y conseguir residencia, que ya casi en septiembre era complicado.
¿Fueron sencillas esas gestiones en tu situación?
No supusieron un gran problema, pero tuve que hacerlo todo yo. Además a día de hoy sigo reclamando el dinero de vuelos y trenes. De la residencia que tenía adjudicada en Francia tampoco me devolvieron nada.
Y mientras, el proceso del diagnóstico…
Yo tenía dos bultos en el cuello y uno en el mediastino que medía 13.4 cm. Me hicieron la biopsia dos semanas después de estar ingresada y cuando me confirmaron los resultados me derivaron a hematología. Allí me plantearon la posibilidad de criogenizar óvulos pero tendría que esperar para ponerme la quimio así que prioricé el tratamiento porque íbamos tarde. Ese día recibí la primera sesión con una inyección intramuscular para la protección de ovarios.
¿Cuál fue el tratamiento a nivel psicológico?
Me derrumbé con la doctora y el 22 de septiembre me pidió consulta en psicología por la seguridad social. Todavía no me han llamado ni me ha llegado ninguna cita. Cuando lo haga posiblemente ya haya terminado el tratamiento.
¿Entra en tus planes solicitar ayuda a alguna asociación?
En un principio pensé en ello. Ahora he estado buscando en Internet pero no me atrevo a dar el paso porque tampoco sé lo que quiero hacer.
Me gustaría ayudar a la gente y concienciar de que hay que tocarse, no solo en el cáncer de mama, que es en el que más se insiste. Tenemos que conocernos a nosotros mismos para saber cuando nos pasa algo.
No podemos pensar que somos unos hipocondríacos o exagerados. Recuerdo que cuando aún era un guisante el bulto del cuello le dije a una persona de mi entorno que tenía algo que no era normal y me respondió que no empezase con mis “chorradas”.
¿Cómo está siendo seguir con los estudios respecto a lo que pensabas que iba a ser?
Mi madre me animó a que me tomase un año sabático pero yo sabía que iba a estar peor si no continuaba con los estudios y así es. Aunque los días siguientes al tratamiento son horribles y no me puedo ni levantar de la cama, seguir viniendo a clase me está ayudando.
¿No te daba miedo?
Tenía miedo de que llegase un momento próximo a los exámenes en el que explotara, pero no ha llegado y tampoco veo que se acerque. Estoy estudiando y terminando con los trabajos y lo veo como una vía de escape.
¿Cuáles fueron los peores momentos a lo largo de este proceso?
Cuando me dijeron que no iba a poder realizar ese Erasmus, no tanto por el querer hacerlo, sino por romper un sueño de la Raquel niña. También pensar que en un futuro quizás no pueda tener hijos y el hecho de raparme la cabeza.
Esto último pensé que me iba a afectar menos pero es muy duro porque yo siempre tuve el pelo muy largo. Cuando me lo rapé empecé con gorros o pañuelos, pero me daban calor y ahora voy con la cabeza rapada.
Me cuesta mucho levantarme por la mañana y mirarme al espejo. Aunque pueda parecer nimio, tengo 21 años, veo a todas mis amigas cuidándose el pelo y yo lo echo de menos.
¿Tu entorno conocía la enfermedad?
Muy poca gente sabía lo que iba a pasar pero todo el mundo me dio consejos y me apoyó.
Mi familia siempre está con una sonrisa, sobre todo cuando estoy delante y sé que lo hacen para que yo sea más fuerte. Lo mismo con mis amigos e incluso personas que no me conocen del todo. La enfermedad no sólo trastoca la vida de la persona que la padece, sino la de los de alrededor.
¿Hay algo que te haga sentir especialmente bien en este momento?
Seguir con lo que siempre me ha gustado: escuchar música, ver películas y sacar fotos.Todo eso me está ayudando a aislarme un poco de mi enfermedad.
¿Es cierto que cambia tu manera de pensar desde el momento del diagnóstico?
Creo que sí. Antes valoraba menos todo y ahora le doy muchísima importancia a cosas como tomar algo con mis amigas, jugar al parchís con mi familia, hablar por teléfono con mis tíos o contemplar un atardecer. En parte es bonito, pero no me gusta la razón que me llevó a hacerlo.
También estoy aprendiendo a disfrutar de lo que estoy estudiando y ya no lo veo solamente como una obligación. Disfruto preparando los exámenes y los trabajos.
A nivel social, por cosas como llevar mascarilla, ¿te han mirado mal?
Sí, por el prejuicio de una persona joven con mascarilla. Un día antes de raparme la cabeza estaba pidiendo un café en la facultad y la persona de atrás se echó gel y se apartó. En el tren, me ha pasado varias veces que cuando voy a salir hay alguna persona que se aleja. Me sienta muy mal, hasta el punto de querer decir “el cáncer no se contagia”. Incluso llegué llorando a mi casa por sentirme una apestada.
No es una excusa que no me quieran contagiar a mí porque yo soy la que está protegida (por la mascarilla).
¿Qué percibes diferente en tu vida diaria por tener linfoma?
Normalmente iba andando a todos lados en Santiago y ahora tengo que coger buses. Me canso muchísimo más y se me ha ido la regla. En los días en los que estoy peor tengo ganas de vomitar y náuseas. Todo me da asco: lo que huelo, lo que veo, etc.
En mi casa, los fines de semana me despertaba pronto y también aprovechaba para ir a correr. Ahora no lo puedo hacer y el ejercicio físico no está en mi día a día cuando era algo fundamental.
También tener que decirle a mis amigas que no puedo quedar media hora antes porque me encuentro mal o no poder hacer un trabajo porque no estoy bien.
¿En qué punto estás ahora de la enfermedad y cómo ves el futuro?
En la última prueba que me realizaron el tumor se ha reducido considerablemente y son noticias muy buenas pero tampoco quiero confiarme porque es una enfermedad complicada, tanto esta como el resto de tipos que hay.
De cara al futuro intento no pensar mucho porque me da un poco de miedo. Deseo antes de verano estar bien e intentar que sea el mejor de mi vida.
El anterior fue el peor…
Yo diría que sí por cómo fue su final. También me cuesta creer que el inicio de 2024 será bueno si lo acabo así.
¿Retomas la idea de irte a Francia próximamente?
No, ya sólo por evitar el papeleo del Erasmus. Además, ya no es la primera vez que tengo que cancelar un viaje a Francia por un tema de salud.
Creo que ese país no es para mí ahora mismo, pero no descarto irme a otro lugar para continuar mi formación.
Estudias periodismo, ¿Cómo crees que se trata el ámbito de la salud en los medios?
A pesar de que hay muchas iniciativas positivas que intentan concienciar de la importancia de la salud creo que es necesaria más presencia de historias vitales en los medios.
¿Algo que tengas planeado hacer cuando te digan que estás curada?
Viajar y tatuarme.