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La transparencia debería de ser una seña de identidad de los políticos demócratas y en un país democrático los políticos tienen la obligación de rendir cuentas a los ciudadanos. No puede haber zonas de confort envueltas en sombras. Por eso, resulta chocante que desde la Presidencia del Gobierno se niegue a la oposición información sobre los viajes del Presidente en el Falcon oficial alegando que son “materia especialmente sensible por motivos de seguridad”.


Entiendo que la información que se requiere a la Moncloa no son los planes de vuelo por anticipado, ni el dispositivo de seguridad evidentemente necesario e imprescindible que garantice la protección del Presidente. La cuestión es saber en cuantas ocasiones y con qué motivo Pedro Sánchez ha utilizado medios de transporte del Estado. Por tanto no comprendo las reticencias en dar esta información. Los políticos están sometidos al escrutinio del Parlamento, y de paso de la opinión pública, y por tanto tienen la obligación de informar de cuanto hacen en el ejercicio de sus actividades.


En mi opinión no tiene porque ser inadecuado que si el Presidente tiene un acto oficial en determinado lugar se desplace en un Falcón, helicóptero o en lo que sus equipos de seguridad estimen que es lo más adecuado. Otra cosa es donde se sitúa la línea entre las actividades en su calidad de presidente de Gobierno respecto a sus actividades como secretario general del PSOE o sus actividades personales.


En Estados Unidos no existe esa raya roja, y así todos vemos como los Presidentes, sean del color que sean, utilizan el avión oficial conocido como Air Force One, para ir a jugar al golf durante el fin de semana o para acudir a cualquier evento particular. Es evidente que la manera de hacer y estar en política es distinta en cada país y lo que responde a la normalidad en unos chirría en otros. A mi no me parece mal que si hay cuestiones de seguridad que lo justifiquen, el Presidente pueda desplazarse en el Falcon aunque vaya a una actividad privada, porque realmente es muy tenue la línea entre lo privado y lo público en un Presidente. El que es presidente lo es a todas horas, no unos ratos sí y otros no, y cuando un presidente está haciendo una actividad privada sigue siendo presidente por más que doña Carmen Calvo hiciera aquella curiosa distinción entre Pedro Sánchez y el Presidente Sánchez. Otra cosa es que el presidente abusara de su condición y dispusiera de manera caprichosa de los bienes del Estado.


Así que en mi opinión los mandamases de la Moncloa se equivocan no dando la información que les requiera la oposición. En una democracia, insisto, los políticos tienen la obligación de ser transparentes y cuando se niegan a hacerlo es que tienen algo que ocultar.

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