P utin ha tenido que renunciar a sus expectativas iniciales, pero ya controla unos 140.000 de los 200.000 kilómetros cuadrados que los rusos consideran históricamente suyos. En los informativos occidentales no aparecen ni aparecerán ucranianos aceptando ceder territorios para lograr la paz, pero no porque no los haya, sino porque también en Ucrania hay censura y miedo a opinar libremente. Zelensky confía en tener tras el verano un ejército de maniobra para recuperar territorios, pero Putin siempre puede pedir a la Duma la declaración oficial de guerra para decretar la movilización general. A Rusia no la pondrán de rodillas, porque tiene mucho orgullo, muchos recursos, sabe sortear las sanciones, y con el precedente de Kosovo tiene un relato creíble para contar a los suyos. Esta es la cruda realidad, y no la propaganda que nos venden unos comentaristas incapaces de descifrar el alma rusa