Las cifras repicaron en todos los medios de información y llegaron hasta los ciudadanos que andan todavía analizando su nómina, recordando el alza de precios, y pensando que este verano toca otra vez bañarse cerca de casa.
Y es que las empresas del IBEX -o sea el poder económico en España- batieron records en sus beneficios llegando a la cifra de cincuenta y ocho mil millones (les pongo la cifra acudiendo a las letras pues con los números corremos el riesgo de llenar dos páginas) cantidad que nunca se había dado.
En ese campeonato de los más “cresos” figuran las eléctricas que con el agua y el viento que tenía que ser de todos, ellos se forran. Y ya los hay que están esperando la pasta prometida desde Bruselas para añadir unos ceros a esas cifras. Son los mismos que no quieren oír habla de salario y lo que aprovecharon la pandemia, la guerra en Ucrania y la complicidad de unas instituciones que se mantienen firmes con los débiles (y con el Emérito, por cierto) pero inflexibles con los que menos tienen.
Ojo que Hacienda espera nuestra visita. Los de citados “más arriba” tienen lo que llaman la ingeniería financiera y un montón de posibilidades de salir airosos. No lo digo yo sino uno de los técnicos de Hacienda repite cuando le preguntan.
Claro que para engordar los balances hay que contar ese batallón de comisionistas y otros cómplices mientras por el otro lado tenemos que escuchar que la culpa es de los emigrantes que nos quitan el pan y la sal cuando muchos de ellos están pésimas condiciones. Son los más pobres entre los pobres. Los que citaba aquel sabio que luego de quejarse de su situación se encontró en el camino con quien estaba peor que él. Y es la ciudadanía de a pie la que llena las bolsas de ayuda que luego le llegan a los más desfavorecidos.
Lo vemos en los “super” cuando empiezan las campañas o, ay, ahora pues el hambre aprieta en Navidad pero también en primavera y verano. Conocemos actitudes y fórmulas con la que algunas instituciones intentan paliar esta auténtica pandemia pero creemos que se puede hacer más. Y es que una sociedad no puede engordar a costa de quienes no tienen que comer. Sabemos que siempre habrá pobres y ricos.