Atrás quedó enero con sus aclamados objetivos y los prometidos principios de inicio de año. Febrero ya se va asentando y cuando nos demos cuenta entre Carnavales y elecciones autonómicas, aunque este año nos regala un día más, también se habrá esfumado. El tiempo se escapa y como decía Alicia en su País de las Maravillas “Antes pensaba que el tiempo era un ladrón que me robaba todo lo que amaba; ahora veo que da antes de quitar y que cada día es un regalo.” Se trata pues de aprovecharlo al máximo y para mi está siendo mes de principios. Principios en toda su polisemia lingüística, principios como comienzos, principios como ideales, principios como normas.
Principios como comienzos porque inicio nuevo reto profesional, pronto os contaré más. Y no sé a vosotros, pero para mí, los inicios son una suerte de cóctel con ingredientes como la ilusión, la curiosidad y la incertidumbre. Los primeros nos llevan a un estado de alegría, la emoción de disfrutar de lo nuevo, la oportunidad de nuevos aprendizajes. Por su parte, la incertidumbre, nos obliga a salir de nuestra tantas veces citada zona de confort y, por lo tanto, requiere adaptar nuestro talento a nuevas circunstancias. Puede que no sea cómodo, pero si enriquecedor. Adiós a lo predecible, a lo habitual, a lo rutinario.
Despertarse cada mañana con el anhelo de los descubrimientos del día, las experiencias que te va aportar el nuevo entorno. Salir a la aventura con la confianza de que cada paso dado te acerca a la meta diseñada. Eso sí, aparca el miedo o como suelo decir yo, sustitúyelo por respeto. Permítete una cierta prudencia, pero ten la confianza de que comenzar un proyecto no acarrea peligro, ¡todo lo contrario! aporta enseñanzas y despierta nuevas habilidades. No os digo nada de los muchos conocimientos que estoy adquiriendo en estos días, simplemente observando, escuchando y probando. Pura filosofía de acción, error, reajuste.
Principios como ideales, porque el camino que acabo de iniciar es un paso más hacia mis metas personales y no encuentro mejor respaldo para alcanzarlas que la coherencia con mis valores. Como dice mi querida Montse, socia y hermana de camino, “el din tiene que ir con el don”. Mientras más grande es nuestro compromiso con nuestras ideas, encontramos más determinación y fuerza para alcanzar aquello que nos proponemos y superar los obstáculos que nos podamos encontrar por el camino. La mejor brújula para este viaje es nuestro corazón. Mi motiv-acción actual, contribuir al crecimiento del equipo y crear un ambiente de trabajo que nos aporte bienestar personal y rentabilidad empresarial.
Principios como normas, es decir, encuadrar, plantear el marco en el que vamos a desarrollar el proyecto. En este sentido, un cambio de espacio físico conlleva un orden nuevo y, por lo tanto, una oportunidad fantástica para establecer nuevos procedimientos, formas distintas de trabajar y de relacionarse.
El regalo de esta nueva etapa ha sido ese lugar diferente donde podemos implementar metodologías innovadoras, estructuras organizativas originales, vínculos horizontales. Os confieso, aún falta, de momento tenemos instalado un cierto caos, pero no faltan las ganas y la implicación del equipo así que, con ello, el orden poco a poco, va impregnando cada rincón de nuestra ventana con vistas a un horizonte prometedor.
Y como decía Groucho Marx “Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros.” Puedes aplicar para ello cualquiera de las polisemias de principios. Fin.