No es fácil abrirse paso en el ruido de sondeos cuyo primer efecto en los circuitos políticos y mediáticos es la creación de estados de opinión. Siempre favorables o cercanos a quienes los encargan. Tómense la molestia de comprobar como en los medios próximos a la derecha el PP tiende a subir, mientras que en los de la izquierda tiende a bajar. O al revés si se trata de medios próximos a la izquierda,
Una de esas presunciones opinativas sobre la “mayoría silenciosa” en el bloque de la izquierda, es que, en contra de la euforia reinante en el de la derecha, las elecciones están más reñidas de lo que parece. O sea, que el resultado es muy incierto.
Los teólogos de la Moncloa sabrán lo que hacen, pero cuando hasta el mismo presidente del Gobierno y sus corifeos pregonan que ganar es posible, que no hay que arrugarse, que hay partido, están reconociendo que la victoria no es algo seguro sino una posibilidad, discutible, por supuesto. Lo cual va contra todos los manuales, que obligan a difundir moral de victoria y no moral de resistencia. Otro de los fallos que, a mi juicio, cometen los responsables de la campaña electoral del PSOE es llevar el estado de alerta ante la posibilidad de un Gobierno PP-VOX hasta el punto de enterrar un argumentario más en positivo. Por ejemplo, la defensa de los avances o logros adjudicables al Gobierno de coalición. No es que los oculten (salario mínimo, pensiones, reforma laboral, ERTEs en la pandemia, eutanasia, etc). Es que sus referencias se pierden, en el ruidoso, cansino, obsesivo argumentario de identificación de la derecha con la ultraderecha.
A esa línea argumental se incorpora Sumar, como fuerza política escolta del PSOE. El alineamiento sirve para ratificar la apuesta política por una nueva coalición, sin dejar de trasladar al electorado que PSOE y Sumar no son lo mismo. Este segundo componente del discurso yolandista, el más social, es el que prima en la extravagante propuesta de una “herencia universal” de 20.000 euros a cada joven español como un derecho reconocido a partir de los 18 años (la ayuda la recibirían a los 23). Extravagante, sí, sobre todo en vísperas del retorno al rigor fiscal y presupuestario a la economía española (Bruselas dixit). A efectos electorales, los esfuerzos diferenciadores de Sumar respecto al PSOE no alteran, hoy por hoy, la relación entre los dos hemisferios de la política nacional. La llamada política de bloques, por efecto de la polarización, se ha estabilizado en una relación ventajosa de las derechas sobre las izquierdas cuantificable en unos 8-10 puntos de diferencia.