Naufragios, desastres y mentiras

Se cumple el 20º Aniversario de la catástrofe del petrolero “Prestige”, el cual, tras lanzar una llamada de socorro, al producirse una vía de agua en la banda de estribor, a causa de un golpe de mar, llegó a escorarse 45º, con peligro de naufragio. Tras ser evacuada la tripulación, quedó a bordo el capitán, auxiliado por cinco hombres, que lograron equlibrar el barco mediante el llenado de los tanques vacíos de la banda contraria a la brecha del casco.


El buque navegaba frente a Costa da Morte, cuyo nombre fúnebre quedaría asociado al vertido de petróleo que originó el buque, arrojando  una ola de muerte y desolación ecológica, ocasionando la muerte a numerosas especies marinas y aves y dejando un rastro imborrable en las costa de Galicia, durante años,


No voy a pormenorizar la agónicas jornadas que van desde el 13 al 20 de noviembre, cuando se sucedieron las malas decisiones, órdenes, contraórdenes, navegación remolcada, con continuo vertido al mar del crudo, muy contaminante, hasta que el buque se partió en dos…Desastre total.


Desde aquella frase de los “hilillos de plastilina” de Mariano Rajoy, las decisiones erróneas de la Capitanía del Puerto coruñesa, del Ministerio de Fomento y de la Delegación de Gobierno de Galicia, todo merece pasar a la antología del disparate político. No le van a la zaga los intentos de mejorar la imagen pública, mandando a soldados y marineros a limpiar las playas, sin equipos de protección, guantes o mascarillas capaces de evitarles la grave toxicidad del petróleo vertido. Tampoco había los contenedores adecuados para recoger los restos. Por otra parte, las autoridades gallegas, a través de los medios públicos de RTVGA, manipularon y ocultaron, sin ningún rubor, la verdadera dimensión de la tragedia. Apenas hubo responsabilidades políticas o judiciales. Solo el capitán Mangouras fue condenado a dos años de prisión. El resto, salió de rositas. De ahí nació el movimiento popular “Nunca Máis”.


Esto, me recuerda cuando, en noviembre de 1970, por estas fechas, cuando yo trabajaba como reportero en “Ferrol Diario”, me tocó cubrir la información del desastre del carguero “Erkowit”, que también se hundió, frente a la Costa da Morte, llevando en sus bodegas un producto muy toxico, un insecticida llamado “Dieldrin”. La población de Ferrol se negaba a consumir pescado y el director del periódico me envió a indagar en la Comandancia de Marina si había peligro, a lo que se me contestó negativa y perentoriamente que no. Un año después, un informe oficial señalaba la alta contaminación  de las rías de Coruña, Ares y Ferrol. Nos engañaban como a chinos. Como ahora.

Naufragios, desastres y mentiras

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