Me gusta esa gente que participa, que se entrega en cuerpo y alma al reencuentro con los demás, que lleva consigo la camiseta del amor para entrar en juego en cualquier esquina. Ahora la convocatoria la hace el Papa Francisco a Portugal, con motivo de la XXXVIII Jornada Mundial de la Juventud, para el 2 al 6 de agosto de 2023. Indudablemente, la invitación es muy distintiva, en un momento de tantas batallas inútiles; pues aquí, no habrá vencedores ni vencidos, sólo abecedarios de reencuentro y sueños de unión y de unidad. En efecto, el mañana siempre es sorprendente; y, esta llamada lo es, se trata de reconocerse y de ceñirse comenzando en el ayer y clareando con el hoy.
Además, juntos podremos levantar este mundo caído, visibilizar todos los vacíos legales, dar atención a las riadas de violencia que nos inundan los caminos existenciales, ser más cooperantes con aquellos que se mueven a nuestro lado; máxime en un tiempo en el que los sistemas alimentarios mundiales están rotos y miles de millones de personas están pagando el precio, pasando hambre, mientras buena parte de todos los productos se pierden o se desperdician. Está visto que nos falta conciencia y nos sobra pasividad e indiferencia. Por ello, esta invitación de acogida y recogida de afanes sobrehumanos, propiciada por el Sumo Pontífice Francisco, nos enseña que nada está perdido y que todo puede rehacerse, si lo hacemos a golpe de entretelas y como familia humana, a través de la arboleda gloriosa de la cruz redentora.
Sea como fuere, bajo la conjunción de latidos diversos y no distrayendo la mirada hacia lo mundano, para ser en cada instante coherentes cauces de pulsos en el cultivo del amor de amar amor, dentro del equipo de cantautores reencontrados, me van a permitir que reivindique y aplauda este tipo de expresiones y manifestaciones místicas, que lo único que hacen es hermanarnos y despertar como auténticos poetas en guardia y en acción. Naturalmente, tenemos que reaccionar ante este cúmulo de atmósferas que nos están dejando el alma empedrada, sabiendo que sólo se ve bien con el corazón. Pensemos en aquel que tiene la voluntad en forma, nada se le debilita.